Reflexiones sobre la experiencia del gobierno de la Unidad Popular chileno (1970-1973). Aline Maciel.

ALINE MACIEL
HISTORIADO BRASILEÑA

Texto sobre la experiencia del gobierno de la unidad popular en chile 

 

Los dilemas y enseñanzas sobre una experiencia tan particular y nueva todavía estimula importantes reflexiones para el presente. Principalmente para la actual coyuntura brasileña

La experiencia de la Unidad Popular, ocurrida a principios de los años 1970 en Chile, suscitó, en el campo de las izquierdas, innumerables análisis posteriores al período. Los dilemas y enseñanzas sobre una experiencia tan particular y nueva todavía estimula importantes reflexiones para el presente. Principalmente para la actual coyuntura brasileña, que presenta profundos retrocesos a las conquistas de la clase trabajadora y aleja cada vez más la utopía de grandes transformaciones. Sin embargo, revisar un proceso de intensas movilizaciones y cambios permite compartir experiencias históricas que pueden contribuir a las luchas políticas y sociales en la actualidad.

En la década de 1970, mientras que la mayor parte de la izquierda latinoamericana apoya la lucha armada como una estrategia para la revolución, inspirado principalmente en la Revolución Cubana, en Chile la experiencia de la Unidad Popular 11 fue marcada por su originalidad e ineditismo. La idea de una transición pacífica, sin el uso de las armas, y valiéndose de los espacios institucionales, representó un gran desafío para la izquierda chilena. Por un lado, el carácter original de la UP exigía un debate en profundidad sobre las formulaciones políticas y las concepciones tácticas y estratégicas respecto de los caminos a seguir para la realización de las transformaciones y, por otro, acciones rápidas por parte del gobierno de la UP y de sus partidarios en un momento en el que se configuraba una zona de intensos conflictos. En el calor de los acontecimientos era imprescindible examinar a fondo el proceso, pero también actuar y dar respuestas a los desafíos que la coyuntura presentaba.

Cuando el socialista Salvador Allende fue electo presidente de Chile, en 1970, varias expectativas fueron generadas en la clase trabajadora identificada con las propuestas del nuevo gobierno. El proyecto político propuesto por el gobierno de la Unidad Popular, conocido como «vía chilena al socialismo», era caracterizado por profundos cambios económicos, políticos y sociales sin el rompimiento con la institucionalidad. La propuesta incluía entre los ejes principales la constitución del llamado Área de Propiedad Social (APS), creada a través de la nacionalización de sectores estratégicos de la economía y la conformación de un sistema de participación popular que trasladara el poder político de las manos de la clase dominante a la clase trabajadora y para los sectores progresistas de la clase media. Para eso, sería fundamental la conquista de los poderes Legislativo y Ejecutivo con el fin de eliminar los obstáculos a las transformaciones defendidas por la UP. Y ese fue uno de los temas que impregnaron los debates en el interior de la coalición, pues Allende no tenía mayoría parlamentaria.

Los minerales (cobre, hierro, nitrato) eran las principales riquezas del país, pero su explotación estaba en manos principalmente de empresas norteamericanas. En el gobierno anterior, el democristiano Eduardo Frei, tuvo una propuesta de chilenización del  cobre, pero, por innumerables motivos, no hubo avance. La nacionalización sería fundamental para disminuir la dependencia al capital extranjero y debilitar el poder de las oligarquías nacionales. En ese sentido, el primer año de la UP fue marcado por la ofensiva política de la izquierda. En los primeros meses del gobierno de Allende, un conjunto sustancial de cambios se hizo, como, por ejemplo, la nacionalización de grandes monopolios industriales y bancarios y la reforma agraria. Se suma a ello la victoria de la UP en las elecciones municipales de 1971 que representó la aprobación del gobierno. En el mismo año se estableció un acuerdo entre el gobierno y la central Única de Trabajadores(CUT), que versó sobre las formas de participación de trabajadores en la APS. El acuerdo abrió el camino para las discusiones relativas a la gestión participativa en las empresas y contribuyó al surgimiento de nuevas formas de organización de la clase obrera en el sistema productivo.

El clima de avances que marcó el primer año del gobierno sufrió un revés en los meses siguientes, y el escenario de inestabilidad se intensificó. La crisis instaurada fue marcada por altos índices inflacionarios, tanto en consecuencia del aumento del poder adquisitivo de trabajadores como del desabastecimiento resultante del boicot al gobierno. 

Las acciones de sectores de la derecha con intención de deslegitimar el gobierno se realizaron desde los primeros días de la UP. Entre ellos: el asesinato del general René Schneider, cometido por el grupo fascista Patria y Libertad con apoyo norteamericano, la Marcha de las Ollas Vacías, organizada por mujeres de las clases más altas en protesta por el supuesto desabastecimiento que la élite mismo había creado, acciones de boicot a la producción y la creación del mercado paralelo, el embargo económico de EEUU y las importaciones la devaluación de las existencias de los minerales en el mercado internacional, el despido de varios ministros del gobierno de Allende, una huelga de los conductores de camiones que ganó la pertenencia de los sectores empresariales, el intento de golpe de Estado conocido como tanquetazo , hasta el golpe militar que derrocó al gobierno e implementado una brutal dictadura en el país que duró casi veinte años.

Además de las acciones por parte de la oposición, la izquierda chilena presentaba divergencias que se profundizaron en el transcurso del proceso. En la historiografía sobre el tema, las principales diferencias se organizaron en dos polos. Uno de ellos, llamado polo gradualista , que abogaba por la necesidad de una alianza con sectores de la burguesía «progresista», y el gobierno de la primera etapa de la revolución chilena que debe ser presentado como oligárquica, anti – imperialista y anti – monopolio. Este polo estuvo representada principalmente por el Partido Comunista, por un sector Socialista conectado a Allende y en una fracción del Movimiento de Acción Popular Unificado (MAPU), cuyo insignia fue » consolidar para avanzar «. Por otra parte, el   polo rupturista  defendió la profundización de los cambios realizados por el gobierno, con base en el fortalecimiento del poder popular y sin una alianza con los sectores medios de la Democracia Cristiana (DC). Entre ellos estaban los militantes de un ala del Partido Socialista y del MAPU, la Izquierda Cristiana (IC) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que a pesar de no formar parte de la coalición defendía un apoyo crítico al gobierno, estaban representados por la consigna » avanzar sin transar «.

Los desacuerdos se profundizan con el así – llamado Paro de Octubre 1972, una huelga de los propietarios de camiones absorbida por sectores empresariales, que agrava aún más la crisis en el país. Desde la parada del empleador hubo un proceso de profundización de la polarización entre los partidarios y los no – partidarios del gobierno y también una profundización de los desacuerdos entre los representantes de los partidos y movimientos que formaron la propia UP.

Con el paro de octubre y las acciones de boicot a la producción, el gobierno junto a la CUT convocó a trabajadoras y trabajadores para actuar contra los intentos de la derecha de desestabilizar el país y como forma de garantizar la producción, distribución y abastecimiento de la población. Varias agencias de base actuaron en defensa del gobierno, incluyendo las articulaciones de abastecimiento y Precios (JAP), comandos comunales (una especie de coordinador de las demandas de los trabajadores), las juntas de vecinos . Durante este período, para hacer frente a la parada del empleador, los trabajadores formaron los llamados industriales cordones 2, que fueron ocupaciones de fábricas organizadas territorialmente y que tuvieron el papel de mantener la producción frente al boicot realizado por empresarios y presionar al gobierno a avanzar en los cambios. Los cordones se fusionaron las empresas nacionalizadas, los que estaban en el proceso de nacionalización y fábricas ocupadas, donde los trabajadores exigieron su nacionalización en vista de las acciones de boicot a la producción por sus propietarios. El sector gradualista condenaba las ocupaciones de fábricas más allá de aquellas aprobadas por el gobierno alegando que la radicalización del proceso minería la posibilidad de un apoyo de sectores progresistas vinculados al empresariado.El polo  rupturista defendía las ocupaciones como forma de avanzar en las transformaciones propuestas y como expresión real del llamado «poder popular». Las ocupaciones de fábricas y la formación de cordones transgredían el programa político de la UP, cuyas demandas no coincidían con los ritmos de los cambios propuestos por el gobierno. Allende, tras el paro de octubre, llegó a formar un gabinete integrado también por militares como forma de buscar una salida a la crisis instaurada y fue fuertemente criticado por parte de la izquierda chilena.

El clima de alerta que caracterizó los meses siguientes al paro hasta culminar en el golpe militar de 1973 fue acompañado por una intensificación de las movilizaciones de la izquierda y de sus partidarios, pero también de intentos para destituir al gobierno Allende. La situación casi insostenible, agravada por un intento de golpe por la derecha, el apoyo de Estados Unidos, conocido como tanquetazo, hizo que los trabajadores de los cordones enviaran una carta al presidente Allende alertando sobre la inminencia de un nuevo intento de golpe y la urgencia en prepararse para enfrentarlo. La carta fue enviada seis días antes del «septiembre chileno», que instauró una dictadura en el país y acabó con el Estado de derecho, reprimiendo fuertemente los movimientos populares y marcando profundamente su historia.

El proceso duró más de quince años y fue marcado por el autoritarismo y las violaciones de derechos humanos que dejaron miles de muertos y desaparecidos, cuyos métodos más brutales de tortura fueron usados ​​como forma de impedir cualquier oposición al régimen.

Los años de la dictadura chilena marcaron un período de profundización de las desigualdades sociales con la implantación y desarrollo de las políticas neoliberales en el país. Además, se buscó desmoralizar y apagar la experiencia de la UP, caracterizándola como un período de desorden, violencia, marcado por el desabastecimiento, cuyo papel del régimen militar sería de «reconstrucción de la patria». Pero la resistencia se dio de varias formas, desde movilizaciones en oposición a la dictadura hasta la formación de frentes armados que lucharon por su fin.

La experiencia chilena de la UP al valerse de los marcos constitucionales para promover cambios profundos en la sociedad amplió y profundizó también la propia democracia, pero sus esfuerzos fueron insuficientes para impedir las acciones opositoras que culminó en el golpe de 1973. Su gran desafío era realizar cambios tan profundos y estructurales que ponían en jaque el poder de las oligarquías y los intereses del capital extranjero, a través del sistema electoral y de respeto a la institucionalidad.

Como se ha señalado por el historiador chileno Mario Garcés, fue el gobierno de Allende que el país experimentó el período más largo de la movilización social y popular y los principales cambios en las relaciones de poder en su historia 3 . En ese sentido, el golpe de Estado de 1973 fue la manera de borrar la «revolución popular» que venía avecinando y de impedir el avance en las transformaciones que se estaban realizando en el país.

En el período post-dictadura, la transición democrática vino acompañada de los traumas dejados por las violaciones y abusos cometidos en la dictadura y los esfuerzos de reconciliación nacional. Como se señaló Nelly Richard, los gobiernos de transición se caracterizaron por el desplazamiento del foco central de las demandas de verdad y justicia, acordaron construir un acuerdo nacional que favoreció a los narrativas sobre el pasado dictatorial 4.

Por otro lado, las narrativas épicas militantes buscaron resaltar las experiencias de lucha en la UP y de resistencia a la dictadura. Las memorias y las narrativas históricas sobre el período, sin embargo, siguen en disputa, y comprender esas disputas posibilita entender los intereses en juego en el presente. Recientemente, en el país, la derecha volvió al poder, después del último gobierno en 2010, con propuestas que involucra, por ejemplo, el endurecimiento de la ley antiterrorista, que afecta directamente a los movimientos sociales en el país (principalmente indígena y estudiantil).

Los análisis posteriores al proceso se realizaron a lo largo de los años e incluyeron colecciones de textos, libros y artículos publicados sobre el período, con reflexiones de teóricos, militantes e intelectuales. Gran parte de ellas fueron también formuladas por personas que participaron en la experiencia de la UP, por lo que integran memorias individuales y colectivas sobre el proceso. Los estudios presentaron reflexiones de diversos aspectos de la experiencia de la UP e incluyeron también críticas y autocríticas. Algunas de ellas apuntaron que los debates y teorías propuestos en la época estaban más centrados en las discusiones estratégicas, tácticas y programáticas que en el modelo por el cual luchaban. También incluyeron un componente fundamental de la derrota de la UP: las divisiones internas y las divergencias sobre los ritmos y los caminos que debía seguir la «revolución chilena». Otros análisis destacaron una preocupación del gobierno de la UP centrada más en la coyuntura que en los límites del propio proyecto político. En ese sentido, subrayaron que era necesario elaborar más profundamente debates sobre cómo realizar la transición al socialismo, a través de cambios profundos en la sociedad, que pusieron en jaque la producción capitalista, siguiendo los marcos constitucionales.

Hay una vasta bibliografía sobre la Unidad Popular con diversos análisis sobre las experiencias que compusieron el período, como está arriba citado. En este artículo pretendí abordar algunos de sus aspectos principales y señalar algunas reflexiones que se hicieron sobre un período en el que las clases menos favorecidas se atrevieron a ser protagonistas de su propia historia.

 Los estudios incluyen, además de los análisis y formulaciones teóricas, las memorias de aquellos que participaron directamente del proceso. Las reflexiones y rememoraciones sobre el pasado contribuyen a que los acontecimientos no caigan en el olvido, muchas veces forzado, y posibilitan que, en el presente, las personas puedan ir formando sus propios juicios sobre los procesos históricos. Es una forma de compartir experiencias entre las generaciones. Los conflictos y controversias que involucran los esfuerzos de pensar el pasado permiten que los aspectos de lo que se estudia sean reanudados y debatidos. En ese sentido, las memorias sobre el pasado, incorporadas por la historia, pueden funcionar como espacios de luchas políticas en el presente.

Los estudios y debates sobre el tema no están agotados, por el contrario, el distanciamiento en el tiempo puede traer nuevas reflexiones sobre el pasado, y nuevos análisis están siendo producidos, mostrando la riqueza del proceso histórico que se destacó por su originalidad. No había un paradigma y un modelo a seguir, ya que la UP presentó nuevos caminos teóricos y prácticos. Entre errores y aciertos, buscó construir una sociedad menos desigual y ese es uno de los más importantes legados del período. Las experiencias de luchas y movilizaciones enfrentadas en el período contribuyen fuertemente a pensar proyectos futuros que buscan una sociedad más justa e igualitaria.

bibliografía

FLAG, Luis M. Fórmula Chaos: la caída de Salvador Allende (1970-1973) . En el caso de las mujeres.

BORGES, Elisa Campos. ¡Con la UP ahora somos gobierno! La experiencia de los cordones industriales en Chile de Allende. Tesis de doctorado. Universidad Federal Fluminense, 2011.

GARCÉS, Mario. El Despertar de la Sociedad. Los Movimientos Sociales en América Latina y el Caribe. Santiago: LOM Ediciones, 2012.

Maciel, Aline F. Nosotros Gobierno! Participación y organización de los trabajadores en los cordones industriales de Santiago y empresas nacionalizadas de Tomás durante el gobierno de Allende (1970-1973). Tesis de maestría. Universidad de São Paulo, 2015.

MOULIAN, Tomas. Conversación Interrumpida con Allende. Santiago: LOM Ediciones – Universidad Arcis, 1988.

PINTO, Julio; SALAZAR, Gabriel. La historia reciente de Chile II: Actores, Identidad y Movimiento . Santiago: LOM, 1999.

PINTO, Julio (Orgs.). Cuando Hicimos Historia: la Experiencia de La Unidad Popular. Santiago: LOM, 2005.

Soto, Sandra C. cordones industriales: Formas Nuevas sociabilidad del Obrera y Organización política popular . Concepción: Escaparate Ediciones, 2009.

RICHARD, Nelly. Critica de la Memoria (1990-2010). Ediciones Universidad Diego Portales, 2010, 271 p.

Maravall, José. Las Mujeres en la Izquierda Chile Durante la Unidad Popular y la dictadura (1970-1990) . Tesis de doctorado. Universidad Autónoma de Madrid, 2012.

Aline Maciel es  historiadora  doctorada en el programa de Historia Social – USP

NOTAS

1.

La Unidad Popular fue una coalición de izquierda que venció las elecciones en Chile e integraba las siguientes organizaciones políticas: Partido Comunista (PC), Partido Socialista (PS), Partido Radical (PR), Partido Socialdemócrata (PSD), Movimiento de Acción Popular Unificado (MAPU), Acción Popular Independiente (API), Izquierda Cristiana (IC).

2.

Algunos trabajos tratan específicamente de la temática, entre ellos: SOTO, Sandra C. Cordones Industriales: Nuevas Formas de Sociabilidad Obrera y Organización Política Popular. Concepción: Escaparate Ediciones, 2009 .; BORGES, Elisa Campos. ¡Con la UP ahora somos gobierno! La experiencia de los cordones industriales en Chile de Allende. Tesis de doctorado. Universidad Federal Fluminense, 2011 .; MACIEL, Aline F. ¡Nosotros gobierno! Participación y organización de los trabajadores en los cordones industriales de Santiago y empresas nacionalizadas de Tomás durante el gobierno de Allende (1970-1973). Tesis de maestria. Universidad de São Paulo, 2015.

3.

GARCÉS, Mario. El Despertar de la Sociedad. Los Movimientos Sociales en América Latina y el Caribe. Santiago: LOM Ediciones, 2012.

4.

RICHARD, Nelly. Critica de la Memoria (1990-2010). Ediciones Universidad Diego Portales, 2010, p. 16.

La experiencia de la Unidad Popular, ocurrida a principios de los años 1970 en Chile, suscitó, en el campo de las izquierdas, innumerables análisis posteriores al período. Los dilemas y enseñanzas sobre una experiencia tan particular y nueva todavía estimula importantes reflexiones para el presente. Principalmente para la actual coyuntura brasileña, que presenta profundos retrocesos a las conquistas de la clase trabajadora y aleja cada vez más la utopía de grandes transformaciones. Sin embargo, revisar un proceso de intensas movilizaciones y cambios permite compartir experiencias históricas que pueden contribuir a las luchas políticas y sociales en la actualidad.

 

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