40 años de lucha de las mujeres y resistencia feminista. Coloquio Golpe 1973-2013

Coloquio Golpe 1973-2013

40 años de lucha de las mujeres y resistencia feminista

Carolina Franch, Svenska Arensburg, Loreto Rebolledo y Vicky Quevedo.

Carolina Franch, Svenska Arensburg, Loreto Rebolledo y Vicky Quevedo.

Mujeres pobladoras en los años 80'.

Mujeres pobladoras en los años 80′.

Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres, MEMCH 83'.

Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres, MEMCH 83′.

En el marco de la segunda jornada del Coloquio Golpe 1973-2013, desarrollado el 10 de septiembre en el Teatro Antonio Varas, se realizó la mesa «Movimientos feministas», en donde académicas y comunicadoras compartieron sus experiencias y reflexiones en torno a la resistencia de las mujeres durante la dictadura militar y los años posteriores.

La mesa modera por la antropóloga social, Carolina Franch- parte del equipo del Centro de Interdisciplinario de Estudio de Género de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile- estuvo compuesta por Svenska Arensburg, Psicóloga, Doctora en Psicología Social y académica del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile (FACSO), Loreto Rebolledo- Periodista y Doctora en Historia de América, Directora Iniciativa Bicentenario de la Universidad de Chile- y Vicky Quevedo, Periodista de Radio Universidad de Chile.

Resistencias en Dictadura

La periodista Loreto Rebolledo reflexionó sobre al proceso histórico de emancipación que las mujeres realizaron a partir de los años 60′, en el marco de una sociedad que se modernizaba pero que continuaba reproduciendo un discurso conservador en las familias y en donde las mujeres seguían representando el rol de madres y esposas.

En ese contexto, la década de los 70′ se inició con un 9,2%de jóvenes cursando estudios universitarios de los cuales el 30% eran mujeres, quienes además, llevaban menos de 25 años con derecho a voto. «Desde los partidos y los sindicatos las mujeres eran visibles pero en ese momento el principal problema político era la lucha de clases. Desde la izquierda se pensaba de que en la medida en que se avanzaba hacia el socialismo se avanzaba contra otras inequidades como la de género», señaló Rebolledo.

Con el Golpe de Estado, la derecha comenzó a usar fuertemente la figura de las mujeres desde el estereotipo de la madre, como las salvadoras de Chile. Mientras esa imagen conservadora de las mujeres era utilizada por la dictadura, en los espacios de resistencia, las mujeres se organizaban, surgiendo así «la conciencia de género de la mano de la lucha contra la dictadura, tanto en los sectores poblacionales como profesionales». En este periodo nacieron importantes organizaciones como «Mujeres Democráticas», la «Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos», la que estaba compuesta principalmente por mujeres, y la «Unión de Mujeres de Valparaíso», entre otras.

«Las mujeres y sus organizaciones trabajan en redes, se reivindica la democracia en la política y en lo cotidiano, bajo una vocación de trabajo unitario», señaló.

La académica de la Universidad de Chile, Svenska Arensburg, reflexionó a partir del caso de Martha Ugarte asesinada y hecha desaparecer durante la dictadura, argumentando de acuerdo con Guadalupe Santa Cruz «es imposible permutar lo perdido, vivimos entre la ingobernabilidad de los cuerpos latinoamericanos y la amenaza posible de desaparición de cuerpos y biografías».

Sobre las lecciones del movimiento de mujeres que se configuró en los años de la dictadura, la académica explicó que en este periodo la «organización del movimiento de mujeres congregaba la insumisión colectiva que reunía a la diversidad de mujeres, desde donde se vio nacer a -Somos más- y -Mujeres por la vida-, quienes proclamaban Democracia en el país y en la casa».

Otro de los aportes del movimiento destacados por la académica fue la multiplicidad de escrituras y voces que narran con la historia y el cuerpo el proceso que se vivía. Sabiendo que la mera presencia de una mujer no es un gesto del feminismo sino la discusión pública sobre la precarización de la vida, donde muchas escritoras, académicas y poetas traspasaron los formatos para denunciar esa precariedad que habitaba en la vida de las mujeres.

«En textos como (Olga) Grau, (Diamela) Eltit, (Carmen) Berenguer, se narra el paso del cuerpo por la historia, buscando un Chile antipatriarcal. Ahí, existe una necesidad de reconocernos en la lectura, en donde lo feminista abre los espacios de lo privado y visibiliza que el Estado está en la cama», explicó.

Las deudas de la democracia

La comunicadora Vicky Quevedo resaltó el desarrollo del pensamiento feminista de los años 80′ donde los aportes como lo de Julieta Kirkwood, fueron la base para denuncia a la sociedad chilena conservadora del momento.

Tal como explica Quevedo, el feminismo que se desarrolló en los años de dictadura, se constituyó en una diversidad de experiencias y reflexiones de mujeres de distintos sectores sociales que se veían la opresión política y de género y que se aunaban bajo es slogan «Democracia en el país y en la casa».

«Los partidos de izquierda veían a las feministas como pretensiones pequeñas burguesas, demandas que se resolverían automáticamente con la democracia. El feminismo generaba inseguridades en las propias mujeres y para otras generaba una forma de ver qué había detrás de los históricos silencios de las mujeres», señala.

Durante los años 80′ y 90′ se produjo un proceso de incorporación de mujeres a los partidos políticos, mientras otras se quedaron en el movimiento feminista, donde el dialogo entre las agendas fue configurando el Chile posdictadura, proceso en el cual el movimiento feminista comenzó a menguar. Así, señala Quevedo, «los partidos de la Concertación monopolizaron todo y las mujeres fueron relegadas a espacios como el Servicio Nacional de la Mujer, Sernam, que era dirigido por una demócrata cristiana».

«La democracia aun tiene saldos con las mujeres como lo es resolver la violencia y los femicidios. Está dictadura patriarcal se fisura lentamente en la actualidad. Desarmar un sistema patriarcal es más difícil que una dictadura», sostuvo Quevedo.