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El Centro de Documentación Eremias Delizoicov y el Comité de la familia de los Muertos y Desaparecidos Políticos Brasil

El Centro de Documentación Eremias Delizoicov y el Comité de la familia de los Muertos y Desaparecidos Políticos organizar y desarrollar el sitio www.desaparecidospoliticos.org.br . El objetivo es divulgar las investigaciones sobre las muertes, la localización de los restos mortales de las víctimas de la dictadura e identificar a los responsables de los crímenes de tortura, homicidio y ocultación de los cadáveres de decenas de personas durante el período de la dictadura militar en Brasil (1964/85) .
El sitio tiene en su base de datos los nombres de 383 muertos y desaparecidos, textos sobre la amnistía, la guerrilla del Araguaia, la fosa clandestina del Cementerio de Perus, la historia de las organizaciones de izquierda, de los órganos de represión y los principales hechos políticos en el período. El sitio tiene más de 3 mil documentos digitalizados, entre ellos los producidos en el DOPS, biografías, fotos y video sobre las personas que fueron víctimas del régimen civil-militar, informaciones sobre los militares que participaron en la represión, además de noticias actualizadas y textos especializados sobre el asunto.

¿Donde estan? | 02/05/2008 | El Estado de San Pablo
Antigua celda del DOPS transformada en lugar de memoria.
Antigua foto de la celda del DOPS.
Los ex presos visitan el Memorial.

Las celdas del antiguo Departamento de la Orden Política y Social (Dops), uno de los más temidos locales de represión de la dictadura militar en São Paulo, fueron retitulados ayer. De Memorial de la Libertad, el edificio, reformado y abierto para visitar en 2002, pasa a llamarse Memorial de la Resistencia. El cambio era reivindicado por ex presos y perseguidos políticos. El Dops, donde hoy funciona también la Pinacoteca del Estado, estuvo por años bajo la responsabilidad del delegado Sérgio Paranhos Fleury, considerado uno de los mayores cazadores de enemigos del régimen militar y responsable directo de torturas y asesinatos.

«El nuevo nombre es más adecuado y rinde homenaje a los que lucharon aquí», afirmó el secretario de Estado de Cultura, João Sayad, en la ceremonia de relanzamiento del espacio, que también alberga, desde ayer, exposición fotográfica sobre el período de la dictadura. El proyecto del memorial fue coordinado por la Secretaría de Estado de la Cultura de São Paulo y por la Secretaría Especial de Derechos Humanos de la Presidencia de la República.

El ministro de la Secretaría Especial de Derechos Humanos, Paulo de Tarso Vannucchi, afirmó que la iniciativa paulista debe servir de ejemplo en otros Estados. «Espero que el gobierno federal se sensibilice con la alianza hecha en Sao Paulo y transforme otros espacios en memorias como ese. Es una forma de que el país conozca su pasado reciente», dijo Vannucchi, también un ex preso político.

Según él, San Pablo es uno de los Estados que más han evolucionado en la apertura de los archivos del período de dictadura militar. En los últimos años, afirmó Vannucchi, el gobierno federal también avanzó en la disponibilidad de estos documentos a familiares de ex presos del régimen militar, periodistas e investigadores. Informó que en las próximas semanas la ministra Dilma Rousseff (Casa Civil) va a anunciar la interconexión digital de todos los archivos (estatales y nacionales) existentes sobre el período.

En el evento, el vicegobernador de Sao Paulo, Alberto Goldman, dijo que va a sugerir al gobernador José Serra que el edificio del antiguo DOI-Codi, en el Paraíso, también sea transformado en memorial. Según Goldman, la comisaría de la calle Tutóia tiene un historial «mucho peor» que el Dops.

Además de autoridades, cientos de ex presos políticos, amigos y familiares de ellos y de desaparecidos y muertos durante el régimen militar llenaron ayer los salones de la estación Pinacoteca. El profesor de Medicina de la USP Silvino Alves de Carvalho, de 66 años, es uno de ellos. En 1974, Carvalho pasó 40 días preso en el Dops. Ayer, llevó a su hijo de 14 años por primera vez al lugar. «Estar aquí de nuevo me trae alegría y tristeza», comentó. «Alegría por estar vivo y con mi familia, y tristeza por recordar las barbaridades que ocurrieron en ese lugar.»

El periodista Alipio Freire, de 62 años, también estuvo preso por tres meses en las celdas del Dops, en 1969. Cuenta que ya ha logrado «metabolizar» los recuerdos del período. «Tengo amigos que ni entran aquí, veo como otra parte de mi historia y de la memoria del país, para el bien o para el mal, y es importante preservarla.

La historia del futuro no se hará sin la memoria de nuestros amigos y compañeros mártires

Michel Löwy

11/05/2008

Luiz Eduardo Merlino (1948-1971), joven periodista brasilero, militante de la Cuarta Internacional, murió bajo la tortura, a los 23 años, en julio de 1971. Su ex-compañera, Angela Mendes de Almeida, y su hermana, Regina Merlino Dias de Almeida, decidieron, a pesar de la amnistía oficial que los militares se auto-otorgaron hace ya más de veinte años, llevar a la justicia al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, acusado por varios testigos de ser el principal responsable por este crimen.

Felizmente, el juez Carlos Abrâo, aceptó el pedido de apertura de la acción : la tortura, según la ley brasilera y los tratados internacionales firmados por el Brasil, es imprescriptible. El proceso deberá comenzar dentro de algunas semanas. Las dos autoras de esta acción no piden la condenación penal del oficial, ni indemnizaciones, sino simplemente la verdad : que la justicia declare al coronel Ustra responsable por la tortura y la muerte de Merlino. (1)

Este siniestro personaje era el jefe del Departamento de Operaciones y de Información (DOI-CODI) de la dictadura militar en Sâo Paulo. Bajo este eufemismo se escondía una oficina de torturas, de las que fueron víctimas de tortura – entre 1970 y 1973, el período de comando de Ustra – cerca de quinientos prisioneros, de los cuales murieron mas de cuarenta, entre ellos nuestro joven camarada. Según la versión oficial, acreditada por dos “médicos legistas” al servicio de los militares, Merlino se habría “suicidado”, tirándose bajo las ruedas de un automóvil : explicación ridícula, frecuentemente utilizada por la dictadura para cubrir sus crímenes.

Leer artículo completo en  http://www.sinpermiso.info/textos/la-historia-del-futuro-no-se-har-sin-la-memoria-de-nuestros-amigos-y-compaeros-mrtires

ÉRASE UNA GUERRA CIVIL QUE NO SE ACABA(BA) NUNCA.

ÉRASE UNA GUERRA CIVIL QUE NO SE ACABA(BA) NUNCA

1936-2016. Artículo del historiador José Luis Ibáñez Salas sobre la Guerra Civil española, «esa larga noche de escombros» de cuyo inicio se han cumplido ya ochenta años.


Érase una guerra civil que no se acaba(ba) nunca. José Luis Ibáñez Salas.

Érase una guerra civil que no se acaba(ba) nunca

Érase una guerra civil que no se acababa nunca, una guerra con sus buenos y con sus malos, pero sin final, ya digo, una guerra de mil días que duraba casi cincuenta años. Érase una guerra con su general(ísimo) y caudillo, con sus derrotados tras alambradas o en zanjas, con sus vencidos vivos en un cementerio sin lápidas,

Érase una vez una guerra entre hermanos, entre primos y consuegros, entre amigos y enemigos, una guerra entre españoles, una guerra con sus hediondos cadáveres, con sus pechos de insignias sin valor, una guerra redonda y retardada, alargada en las noches de vientres amargos, con sus generales victoriosos y gordos, con sus fronteras vigiladas por senegaleses, con sus niñas de oro a punto de enviudar, con sus niños sin guantes ni jerséis ni calzado, una guerra civil llena de extranjeros, no siempre de sí mismos, pero al llegar un nuevo octubre, el del año 82, muchos quisieron ver que acababa, que dejaba de ser guerra civil y se convertía en un futuro, ahora sí, ahora sí, ahora sí. Érase una vez una guerra redimida en una urna.

Con sus hediondos cadáveres, con sus pechos de insignias sin valor. #GuerraCivil @AdehistoriaCLIC PARA TUITEAR

La Guerra Civil española, la Guerra Civil por antonomasia

La cuarta de las guerras civiles entre españoles, desde su inaugurada en 1808 contemporaneidad de compatriotas, comenzó en el verano de 1936. Demasiado siglo XX, como sabemos.

¡Cómo de profunda es la crisis social y política, cómo de enfurecida la polarización de la sociedad, cómo ha de ser la situación para que se produzca, contra el deteriorado orden constitucional de la tambaleante Segunda República española, una sublevación militar en el protectorado español de Marruecos y se declare el estado de guerra el 17 de julio del año 1936! ¿O no habría sido preciso ese ambiente de aliento de pozo para que el que se dará en llamar Alzamiento Nacional se adelantara sobre lo previsto? ¿Fueron unos extraterrestres quienes fracasarán en aquellos días de julio en su pronunciamiento decimonónico fuera de cacho y con su bravata defectuosa forzarán una guerra civil, la Guerra Civil española?

Los rebeldes que se alzaron contra el Gobierno constitucional republicano en julio del año 36 del siglo XX justificaron su traición como la única salida posible para evitar una revolución, si bien lo que en realidad lograron de inmediato fue provocar con el fracaso de su golpe sedicioso esa revolución, pues al desmoronar la capacidad coercitiva del Estado en los territorios que no apoyaron la rebelión, el resultado de la sublevación encabezada por los militares ultraconservadores no fue otro que las fuerzas del movimiento obrero más concienciado recibieran el impulso definitivo a su vocación revolucionaria. Los conjurados, que venían tramando su conspiración casi desde el mismo 14 de abril del 31, aceleran sus pasos la primavera del 36. Bastantes de los altos mandos militares se van uniendo a la sedición y rodeándose de los promotores ideológicos de la misma, sobre todo monárquicos borbónicos o carlistas pero también seguidores de los variopintos grupos parafascistas surgidos a imitación de las corrientes en alza en la Europa del momento, con el tinte castizo propio de la extrema derecha española, y numerosos simpatizantes y militantes de partidos menos comprometidos con las nuevas formas del autoritarismo occidental.

Justificaron su traición como salida para evitar una revolución #GuerraCivil @AdehistoriaCLIC PARA TUITEARPero para que se diera una guerra, una guerra civil, fue necesario que los españoles, implicados por las buenas o por las malas en el desaguisado, se concienciaran de que era un conflicto bélico en todas sus dimensiones lo que había estallado después del éxito del pronunciamiento militar en el norte de África y del consiguiente fracaso de los sublevados a la hora de arrastrar al resto del país.

Entre el verano de 1936 y la primavera de 1939, el estupefacto siglo XX de los españoles se convierte en un periodo de enfrentamiento bélico entre los aglutinados partidarios de acabar violentamente con el régimen republicano instaurado en 1931, de un lado, y los dispares defensores de los principios básicos de la legitimidad constitucional o de los avances sociales acometidos o por acometer por la República amenazada, del otro.

Lo tengo dicho en muchos sitios: España se inundará de zozobras, audacias, resignaciones y expectativas durante la segunda mitad del mes de julio de 1936. Brevemente: después de que el levantamiento contra el Gobierno constitucional arrancara el 17 de julio en Melilla y las unidades militares sublevadas se hicieran de inmediato asimismo con Tetuán y Ceuta, el general Francisco Franco partió al día siguiente desde Canarias hacia Marruecos para tomar el mando del Ejército de África, la más profesional fuerza de choque con que se podía contar en aquellos momentos; y ese día 18, cuando la sublevación triunfa en todo el protectorado marroquí y se sublevan no siempre con éxito las regiones militares peninsulares, dimite el jefe del Gobierno lealista, Santiago Casares Quiroga, e intenta formar un nuevo ejecutivo el republicano Diego Martínez Barrio. Un día más tarde, la rebelión se generaliza por buena parte del país y Franco se pone al frente del principal cuerpo de Ejército. El presidente de la República, Manuel Azaña, consigue por fin aquel día 19 de julio la formación de un Gobierno, encabezado por otro republicano, José Giral, que ordena la entrega de armas a las organizaciones sindicales y a los militantes de izquierda.

Pasan los días y el país va quedando fracturado en dos zonas bajo el control de cada uno de los dos bandos. Los bandos, ya están aquí. ¿O siempre estuvieron? El éxito o el fracaso de la rebelión mide la asignación territorial a una o a otra zona. Ni el Gobierno reconstituido a trompicones ni los sediciosos han salido vencedores en este primer asalto. Nadie domina a finales de julio el país. Se avecina una guerra de duración impredecible. Además del territorio bajo soberanía española en el norte de África, los sublevados dominan a finales de julio los municipios de lo que hoy son las comunidades autónomas de Galicia, Navarra, La Rioja e Islas Canarias y una buena parte de Castilla y León; en Euskadi, la provincia de Álava; el occidente de Aragón; Islas Baleares, a excepción de la isla de Menorca; en Extremadura, la provincia de Cáceres casi en su totalidad; Oviedo en Asturias; y, por último, algunas zonas de Andalucía, entre ellas la ciudad de Sevilla; y, de su lado, el nuevo Gobierno constitucional presidido por José Giral, mejor dicho, sus aliados frentepopulistas levantados en armas contra los sediciosos, han logrado conservar las que habrían de ser su buque insignia, Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana; casi todas las localidades de Andalucía; Euskadi, salvo la citada Álava; Asturias, a excepción de su asimismo mentada capital, Oviedo, Menorca en Islas Baleares; y todas las tierras de Cantabria, Castilla-La Mancha y Región de Murcia, así como parte de Cáceres y la provincia de Badajoz, en Extremadura. España rota, ahora sí.

Una #GuerraCivil en tres capítulos que tuvo como colofón la debacle republicana. @AdehistoriaCLIC PARA TUITEARTres capítulos. En tres capítulos te dividiste, guerra entre hermanos, guerra entre enemigos acérrimos, tela de enemigos, enemigos a tope. Cada capítulo dedicado a una de las operaciones militares, que de eso se trataba, de cosas de militares, con sus batallas y sus bombardeos y sus fusilamientos y sus desfiles y sus síseñorordenaustedalgunacosamás?: Primer capítulo: el asalto de los sublevados a Madrid, saldado sin éxito. Segundo: la campaña del Norte y la Montaña y las tierras asturianas holladas por las botas de los soldados de Franco. Tercero y último, decisivo, con la batalla del Ebro como combate señero y la debacle republicana como colofón.

Vamos con tu primer capítulo, Guerra Civil

Principios de agosto de 1936. Se produce el decisivo paso del estrecho de Gibraltar de las tropas del Ejército radicado en el protectorado marroquí y mandadas por Franco. Tu protagonista, primer capítulo, es el extremo esfuerzo de los rebeldes para obtener el centro neurálgico del Estado, la capital, la ciudad de Madrid. En el asedio de Madrid a cargo de los insurrectos, es la llamada batalla de Madrid, se ataca por el norte y por el sur. Fracaso. Noviembre de 1936 es un mes muy especial en la batalla de Madrid, que duró hasta el final de la guerra, hasta marzo de 1939, el mes en el que se dieron las principales acciones de ataque y defensa de uno y otro bando.

 

Los sublevados del norte y los del sur habían logrado enlazar ya en el mes de agosto a lo largo de la frontera con Portugal, luego del avance sobre Andalucía y la provincia extremeña de Badajoz de las tropas de Franco, las fuerzas de África, que contaban ya con las primeras ayudas alemanas e italianas. Por su parte, en el norte ocupaban la ciudad guipuzcoana de Irún a principios de septiembre y cortaban así la otra frontera, la francesa.

 

 

Franco renunciaba al avance hacia Madrid y ordenaba desviarse hacia la ciudad de Toledo para liberar del asedio que venían sufriendo desde el 22 de julio los hombres (y las familias atraídas por ellos, algunas en calidad de rehenes) del coronel José Moscardó, refugiados en el emblemático edificio de la Academia de Infantería. El 28 de septiembre de ese año se producía la salida, la liberación, de los resguardados defensores y de sus secuestrados.

Guerra Civil, estás matando también en las retaguardias aterrorizadas a ambos lados del límite de los combates. Mientras, los insurrectos institucionalizan su conglomerado de fuerzas militares y paramilitares y, cómo no, políticas. El 24 de julio ya se crea en la ciudad de Burgos la Junta de Defensa Nacional, con el general Miguel Cabanellas al frente, compuesta por otros cuatro generales, Emilio Mola y Fidel Dávila y Andrés Saliquet y Miguel Ponte y por dos coroneles, Fernando Moreno y Federico Montaner. El 29 de septiembre, la Junta de Defensa Nacional hace pública la designación de Franco como jefe militar de las fuerzas sublevadas, con el título de generalísimo de los tres ejércitos −un nombre que, acortado a generalísimo sin más, habría de calar en el imaginario popular durante décadas−, y jefe político de un gobierno que aún no es técnicamente tal. Franco es elegido por los miembros de la Junta de Defensa Nacional sin que quede claro si el mandato se otorga sólo para el tiempo que dure la guerra, pues no se ponía limitación específica alguna. El 1 de octubre, fecha simbólica que se unirá al 18 de julio en los fastos franquistas, el general Franco asumió plenamente ambos cargos, a los cuáles él mismo se ocupó de añadir el de jefe del Estado. Su investidura en la que es la sede de los rebeldes, la ciudad de Burgos, se producirá en tanto que “jefe del Gobierno del Estado”. Franco tiene todo el poder sobre el territorio conquistado por los conjurados. Ha comenzado el franquismo. Ese día 1 de octubre se inicia la dictadura personal del general Francisco Franco Bahamonde y, con ella, el periodo al que llamamos franquismo y, por ende, el régimen político homónimo, surgido del consenso mínimo alcanzado por los sublevados: la completa destrucción de la tradición liberal. Al día siguiente, de hecho, los hechos incontestables, manifiestos: Franco se convierte en el jefe del Estado y del Gobierno, pues la Junta Técnica del Estado, con el general Dávila como presidente, sustituye a la anterior Junta como forma de organización política de los rebeldes: es el “órgano asesor del mando único y de la Jefatura del Estado Mayor del Ejército, cuyas resoluciones necesitaban el refrendo del general Franco como Jefe del Estado”. La Junta Técnica del Estado ya no está integrada sólo por militares y canaliza las distintas fuerzas políticas del bando rebelde, al que ya se puede llamar bando franquista, y, en ella, ya están representadas las fuerzas políticas que conforman dicho bando y sus miembros son técnicos sin ningún peso político.

¿Qué cómo había logrado Franco su ascendente imbatible entre los rebeldes? Regresemos un momento a finales de julio y principios de agosto de este 1936: el jefe de las fuerzas armadas norteafricanas consigue hacerlas cruzar el estrecho de Gibraltar tras lograr que la Alemania nazi y la Italia fascista vendan a los sublevados los aviones necesarios para su traslado a Andalucía y llevar así a cabo subrepticiamente, para no romper la llamada no intervención internacional, el primer puente aéreo militar de la historia. Franco solicitó a las potencias del futuro Eje Roma-Berlín su ayuda interesada, y lo hizo presentándose a sí mismo como el líder de los sublevados, una jefatura autoasumida y de la que el general no tenía dudas.

¿Pero de qué iba Franco? Muy simple, Franco respondía al paradigma ultraconservador que habría de acabar venciendo en la Guerra Civil: de marcado antiliberalismo, su ideología estaba sustentada en la creencia de que el siglo XIX, y sobre todo lo que le había tocado a él vivir en el XX, subvertía los logros de la España anterior a la aplicación de los principios de la Ilustración, tan antiespañoles; un antiliberalismo que tenía el corolario del anticomunismo y se acentuaba en su acendrado catolicismo, al que veía como el fundamento moral y político de la nación española; todo ello ceñido a una visión del pasado de los españoles en el que lo esencial sería la preponderancia de la monarquía y de la unidad en torno a Dios y a España. Ahí es nada.

Llega tu segundo capítulo, Guerra Civil, ese que tiene su epicentro en la campaña del Norte

En junio de 1937 Vizcaya pasa a poder de los ejércitos de Franco y con ella lo que quedaba de Euskadi, en agosto Cantabria hace lo propio y en octubre dichas tropas toman los territorios que les faltaban en Asturias y cierran así la llamada campaña del Norte, donde nuevamente se demostraban algunas cosas: que la unidad de mando y la mayor profesionalización militar de los sublevados, así como la capacidad de estos de atraerse a sus aliados naturales, la Italia fascista mussoliniana y la Alemania nazi hitleriana, y de mantener la aberración de la neutralista no intervención de las demás potencias estaban resultando decisivas a la hora de imponerse en una guerra en la que el otro bando apenas contaba con ayuda exterior, más cara política que económicamente (la soviética), y era asimismo incapaz de estructurar debidamente por más que lo había intentado una organización castrense profesional en todos sus rangos.

Ocupado por los franquistas el norte peninsular, la situación bélica es cada vez más favorable a los enemigos de lo que quedaba del régimen republicano. La otra España, la gobernada desde mayo de 1937 por el socialista Juan Negrín (que había sucedido al también dirigente socialista y sindicalista Francisco Largo Caballero, al frente de un ejecutivo republicano desde septiembre del 36 que contó con presencia ya no sólo de republicanos, sino también de socialistas y comunistas e incluso de anarcosindicalistas), parece que ha encauzado demasiado tarde su objetivo de vencer a los rebeldes por encima (y antes) de ese otro tan ¿utópico? de lograr la sociedad perfecta. Y los revolucionarios han intentado evitar su desorganización, pero continúan disgregados en al menos tres grupos, como poco: comunistas, socialistas y anarquistas. ¡Ah¡ y no olvidemos a los escasos defensores de la Constitución del 31. ¿O sí? En la España auténtica, la que de hecho te ha provocado, Guerra Civil, dominada unipersonalmente por Franco, el 19 de abril de 1937 tiene lugar uno de los pasos encaminados a facilitar al general ese desempeño autocrático: la promulgación del Decreto de Unificación que llevaba implícita la creación de un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (FET y de las JONS), amalgama de todas las formaciones políticas que se habían unido a los sublevados que ahora se encontraban bajo el poder de Franco. Con FET y de las JONS, el franquismo tiene su propio Movimiento Nacional, denominación ésta más habitual que se usará para referirse al partido único del que por supuesto Franco será jefe máximo desde primera hora. Las divergencias internas de las fuerzas políticas antirrepublicanas llegan a su fin y la victoria en la guerra es ya el único objetivo, común, de todos los grupos que luchaban contra los restos de la autoridad republicana. Ese movimiento nacional pretende defenderse del desorden público, de la ruptura territorial de España, de los ataques a la dignidad del Ejército, del desprestigio de la ley, del maltrato popular a las instituciones públicas. Y, por supuesto, de la bestia negra de los juramentados: la inminente revolución comunista. Defenderse atacándola.

Y tu tercer capítulo. Esto se acaba

1938 es el año decisivo. En enero se forma el primer Gobierno de cuantos habría de presidir Franco a lo largo de su dictadura de décadas, un gabinete integrado por militares y por civiles (en el que destacaría el concuñado del jefe del Estado Ramón Serrano Suñer, ministro de Interior y secretario del Consejo de Ministros) que estaba compuesto por todo el espectro político favorable a la causa anticonstitucional y antirrepublicana (reputados militares, monárquicos, carlistas y falangistas). Tres meses después se promulga el Fuero del Trabajo, vértice normativo del nacionalsindicalismo, uno de los pilares iniciales del régimen franquista, la primera de las normas que conformarían el peculiar entramado seudoconstitucional de la dictadura franquista. En julio da comienzo la batalla decisiva, la del Ebro, largo y cruel combate que finalizará en noviembre con la derrota del Ejército republicano en la que fue su última y más decidida ofensiva para obtener un triunfo que se le escapaba irremediablemente ante el continuo avance de los soldados franquistas.

Esa victoria de los sublevados supondrá la destrucción casi definitiva del enemigo y despejará su avance hacia Cataluña, de manera que a finales de enero de 1939 los ejércitos de Franco llegarán a Barcelona, camino de la frontera con Francia, poco antes de proceder a la ocupación de los pasos gerundenses hacia el país vecino. A los defensores de la República sólo les quedarán escasos territorios en el centro de la Península y en el sur, de tal manera que la ofensiva franquista de los meses de febrero y marzo de aquel año 39 es un avance hacia el final del conflicto, decidido y certero.

En los primeros días de marzo, se crea en Madrid el autodenominado Consejo Nacional de Defensa, a la cabeza del cual está el jefe del Ejército del Centro, el coronel Segismundo Casado, que destituyó al jefe del ejecutivo republicano, al socialista Negrín, como medida previa para negociar una paz honrosa con Franco. Pero la paz no llegó, y no llegó porque no hubo acuerdo de paz. Hubo rendición y Victoria con mayúscula. El triunfo de los valores diametralmente opuestos a aquellos que habían inspirado las jornadas de alegría colectiva de abril de 1931, el triunfo de la autocracia personalista ultraconservadora, antiliberal y antidemocrática, revanchista y represiva. Los franquistas entrarán el 28 de marzo en Madrid y tres días después no quedará un solo metro cuadrado sobre el que alguna autoridad contraria a Franco pudiera hacer valer su mando.

Con el famosísimo bando de guerra postrero, el 1 de abril de 1939 la guerra ha terminado con la victoria de quienes se sublevaron en julio de 1936 y la inmediata derrota total del orden constitucional republicano y del intento de establecimiento de la verdadera democracia. De resultas de ello se implantará un régimen dictatorial unipersonal con la figura de Franco como cabeza directora y visible. Guerra civil, quiero que sepas una cosa: sin la ayuda de la Italia fascista de Mussolini y la Alemania nacionalsocialista de Hitler, Franco no podría haber ganado. España es a partir de la primavera del año 1939 un país de vencedores y vencidos.

 

España es a partir de la primavera del año 1939 un país de vencedores y vencidos @AdehistoriaCLIC PARA TUITEAR

Y lo que vino después (y algunas notas sobre la represión)

¿Qué quedó de España tras tu torbellino, Guerra Civil de los años 30 del siglo pasado, tan cercana aún para algunos? Desolación. Tras eso que fuiste, esa contienda fratricida canalla y soez, quedó el triunfo del sector más antiliberal de cuantos promovieron la destrucción del régimen democrático instituido en abril de 1931 y, con ellos, el de aquellos que simplemente, impelidos a aceptar un bando, acertaron y se fueron (o se quedaron, más bien) con los sediciosos.

La primera y evidente consecuencia de tu ser guerra fue el elevadísimo número de pérdidas humanas,cifrado habitualmente en una cantidad superior al medio millón, que provocó una drástica disminución de la población activa y constituyó uno de los factores de la (reducida) actividad económica de la posguerra.

Y llegamos a lo más doloroso (y polémico, y encarnizadamente polémico). Muchas de las víctimas de aquellos tres años sucumbieron en medio del horror de las represiones ejercidas en las retaguardias de las dos zonas. Eso sí, conviene aclarar, y aclaro, que cuando de represión se habla no sólo se alude a los muertos, a los asesinados o ajusticiados según se quiera mirar, a la violencia física siquiera, sino que se ha de considerar asimismo la represión económica y laboral, así como la política y la cultural.

Ya lo decíamos, la guerra mató (y mucho) también en las retaguardias aterrorizadas, y durante sus casi 33 meses completos de obscena contienda fratricida se perpetraron en España esencialmente dos represiones, según el territorio fuera dominado por uno u otro bando.

Si hablamos de la represión ejercida en el increíblemente menguante territorio fiel a la causa republicana se suele decir de ella que fue fundamentalmente espontánea, que la llevaron a cabo indocumentados sin control, en su mayoría anarquistasReproduzco de nuevo las palabras en cursiva: espontáneaindocumentadosanarquistas.Pues bien, cada vez es más reconocido que en la zona leal no sólo hubo represión espontánea y que no era extraño que quienes la llevaran a cabo o la consintieran sin reparos tuvieran nombre y apellidos, y cierto prestigio incluso, y, por supuesto, no fueran mayoritariamente seguidores de los principios del anarquismo. La represión republicana estalló con vigor en el sangriento verano del 36 y se redujo notablemente, sin desaparecer, seis meses después de la sublevación. Y, evidentemente, cesó en cada lugar cuando las tropas franquistas entraban tras su incontenible proceso de conquista. Por mejor decir, lo que hizo fue permutarse por la de los recién llegados y por la de los quintacolumnistas o simples ex sufridores que en muchos casos volvían ahora las tornas hacia donde su odio les dictaba. La represión física perpetrada en el bando republicano suele estimarse en unos 50.000 seres humanos ajusticiados o asesinados y fue fruto de la propia revolución social provocada por el desbaratamiento del Estado traído por la sublevación de julio de 1936. Ahora bien, ese descontrol especialmente inicial se extendió a lo largo de todo el conflicto, aunque institucionalizado, y ello pese a los esfuerzos de los distintos gobiernos encabezados pronto por los socialistas, escindidos ellos mismos entre la tendencia demócrata pero poco y la revolucionaria intransigente, y formados además no sólo por anarquistas o por republicanos más o menos radicales sino también por comunistas.

En cuanto a la represión ejercida por los sublevados, pronto franquistas, digámoslo pronto, su principal característica, derivada del resultado de los propios acontecimientos, fue su prolongación en el tiempo hasta el final de la misma dictadura en 1975. Si durante la guerra los represaliados eran cuantos pudieran ser tenidos por partidarios del otro bando e incluso los opuestos al ejercicio personalista del poder por parte de Franco, durante la posguerra lo fueron estos últimos y sobre todo cuantos cabría asimilar a los perdedores de la guerra, aunque de manera más directa todos aquellos tachados de antifranquistas. Los estudiosos de las cifras de la represión digamos física ejercida por el franquismo suelen admitir que fueron eliminados por ella entre 150.000 y 200.000 seres humanos, aunque lo más habitual es descender hasta el primero de los dos datos. Casi todos entre julio de 1936 y la promulgación en julio del año 1945 del Fuero de los Españoles, acabada ya la Segunda Guerra Mundial. Sólo en nueve años, principalmente en los de la guerra y en los de la primerísima posguerra. En concreto, se estima que el número de personas que recibieron la muerte en el ejercicio de la represión llevada a cabo por el régimen de Franco, una vez acabada la Guerra Civil española, ascendió a unos 50.000 seres humanos. Es fácil, tras leer estas cifras, calcular cuántos cadáveres dejó a su paso la represión de los sublevados durante tus años de dolor, guerra miserable. Pero a esa catástrofe, no hemos de olvidar, hay que añadir asimismo las otras represiones, la que se llevó a cabo por medio de la depuración de los funcionarios, no sólo aunque sobre todo profesores, incluidos por supuesto los militares (aquellos que se salvaran de los pelotones de fusilamiento, claro está); o la represión económica aplicada desde enero de 1937 por medio de incautaciones de bienes y embargos de cuentas a quienes se les tuviera por responsables de las pérdidas de riqueza durante la Guerra Civil, pero también a través de los numerosos despidos consentidos por el régimen; y por supuesto la más generalizada de todas, la estrictamente política.

Consecuencia de tus tres años de ser guerra fue, por supuesto, la dictadura del general Franco, que se fundamentó en la represión de los vencidos. Fuiste una guerra de eliminación del otro, y para ello los victoriosos usaron desde luego la muerte, la represión y la depuración y se aprovecharon del exilio. Y tu fruto, la dictadura franquista, el franquismo, exterminó la herencia liberal y las tradiciones republicana, socialista y anarquista para construir en su lugar un nuevo Estado donde los vencidos quedarían excluidos.

Una #guerra de eliminación del otro. El nuevo Estado excluyó a los vencidos. @AdehistoriaCLIC PARA TUITEARTras de ti, odiosa guerra, se rompió con las tradiciones culturales que llevaban a España hacia la modernización para sustituirlas por el más puro antiliberalismo católico y por unas gotas del específico fascismo español, a medio camino de la soldadesca patriotera y la paradójica revolución social nacida para evitar la revolución social.

En aquellos años inmediatos a tu ser guerra entre paisanos, cundió entre los derrotados el desánimo, al tiempo que la exaltación de la revancha mantenía unidos a los triunfadores.

En lo económico, la consecuencia más destacada de tu devastación bélica fue el descenso a niveles preindustriales del nivel de renta de la población, a lo que habría que añadir una brutal disminución de la producción provocada por la merma de la población activa y la destrucción de una considerable parte de las infraestructuras del país (vías férreas y carreteras, pero también viviendas y hasta centros industriales).

Y en lo social, en lo que respecta a la vida cotidiana de la inmensa mayoría de quienes salían del largo túnel de una guerra civil para entrar en la oscura senda de los años de una posguerra inacabable, siguieron años de privaciones ya padecidas durante los años de conflicto. De privaciones protagonizadas por el racionamiento que habrían de durar hasta la década de 1950.

Todo ese panorama realmente terrible, provocado por la insensatez de todos pero muy especialmente por la decisión irrevocable de los sublevados y sus seguidores organizados en torno de la figura dictatorial de Francisco Franco, habría de estar pilotado por un régimen que construía un Nuevo Estado antidemocrático.

A mediados de 1939, Francisco Franco tenía la tarea descomunal de sacar a España del hoyo en que se hallaba. Contaba para ello con una base ideológica antiliberal, anticomunista, nacionalsindicalista y nacionalcatólica. Guerra Civil española, te odio. (Aunque en octubre de 1982 las urnas nos redimieran de tu larga noche de escombros.)

 

1936-2016. Érase una vez hace ochenta años… #GuerraCivil @AdehistoriaCLIC PARA TUITEAR 

Érase una guerra civil que no se acaba(ba) nunca es un artículo de José Luis Ibáñez Salas

Marchar de la memoria al poder. Resignificación de los ritos.

Chile. ¿Por qué el 10 de septiembre hay que marchar del cementerio al centro de Santiago?

por Andrés Figueroa Cornejo (Chile)

Publicado el 6 Septiembre, 2017

1.

Para quienes persiguen cambiar la vida y el actual orden de cosas, la memoria no puede monumentalizarse ni agotarse en una simple evocación nostálgica. Para las y los insumisos, la memoria es historicidad actualizada. Que no museo, que presente y futuro.

 

 

Por eso marchar desde el centro de Santiago de Chile hasta el cementerio general para conmemorar a las y los luchadores sociales que cayeron desde el 11 de septiembre de 1973 hasta hoy mismo, constituye una mera puesta en escena de lo que fue. Es un momento necesario, pero insuficiente.

(Y quienes cayeron por la libertad desde el 11 de septiembre de 1973 hasta ahora mismo, son reflejo disruptivo de los que cayeron mucho antes, en los pliegues relampagueantes de la historia de los pueblos en lucha. La desobediencia de los oprimidos es un resultado histórico, movimiento real en alza, momentos cruciales y rompientes de la normalidad sistémica. Ensayos del porvenir.)

2.

Los ritos son tan importantes que es preciso modificarlos según el aquí y el ahora. En cambio, marchar desde el cementerio general hasta el centro de Santiago, esto es, desde la memoria hasta el lugar donde simbólicamente se condensa “lo público”, “lo de todos”, es un ejercicio que sí completa el circuito con sentido de la voluntad transformadora, tanto de los que cayeron y que con nosotros van, como de los que enfrentan las actuales opresiones con el objetivo de superarlas. De lo contrario, la marcha habitual al cementerio general se vuelve un simple espectáculo de repertorio inofensivo. El espectáculo de la caminata del derrotado. El fetiche anti-histórico de la fatalidad quieta, fija. La reiteración incesante de la muerte. Pura impotencia.

Pero los pueblos no van tras la muerte. Son en latencia la promesa de la nueva vida o de la vida por fin socializada.

¿Dónde quiere la oligarquía chilena a la disidencia social más resuelta? En el cementerio. ¿Y cuál es su terror callado o explícito? Que los plebeyos, los humillados y ofendidos, se hagan del poder político y terminen con su dictadura centenaria. El amo sólo tiene sentido cuando existe el esclavo. Ante la liberación del esclavo, se desmorona la condición del amo. Asimismo, el amo, en medio de su derrumbe, por fin comprenderá que ya liberado el esclavo, el mismo amo se libera. En ese momento “no se da vuelta la tortilla” (lo que equivaldría a mantener las mismas relaciones de poder con los sujetos invertidos nada más). La emancipación del esclavo asalariado o sometido al gran capital, jamás puede ser un acto de venganza. Tiene que ser un proceso libertario de todo el género humano. Libre el esclavo, entonces el amo se disuelve en la angustia de su propia libertad desnuda.

3.

La lucha histórica entre opresores y oprimidos se ofrece sobre todo en el campo simbólico y cultural, de acuerdo a las relaciones de fuerza concretas y específicas que trazan la actual fase de dominación en Chile. Las y los oprimidos, las y los comunes, a diferencia de los opresores, bajo las relaciones sociales capitalistas, no pueden alcanzar el poder desde la hegemonía de su propio desenvolvimiento económico hasta llegar a destronar paulatinamente a la minoría mandante, sino que sólo puede realizarse desde la consciencia práctica de su devenir emancipatorio. Por eso la creación de estrategias populares en contra de las sofisticadas relaciones de alienación y de disciplinamiento social está a la orden del día. Y los fenómenos ligados a la alienación y al disciplinamiento social no se limitan únicamente a la población en general. Lo realmente grave es que se reproducen entre quienes se autodenominan desde progresistas hasta revolucionarios. Por ejemplo, el patriarcado, el autoritarismo, formas solapadas o abiertas de racismo y discriminación, se practican ampliamente entre las izquierdas institucionales y no institucionales. En consecuencia, el combate cotidiano en contra de la alienación individual y social debe enfrentarse antes que en ningún otro sitio, en los activos organizados que persiguen la superación de dominio del capital, la explotación y súper-explotación humana y la destrucción suicida de la biodiversidad. También los sujetos rebeldes deben llegar a ser libres. La humanidad colonizada multidimensionalmente por la ideología del capital no puede contener en sí misma las huellas de una civilización nueva.

4.

Aunque parezca apenas un gesto, marchar desde el cementerio hasta el centro de Santiago, en realidad es una de las tantas formas de ir saboteando lo establecido desde y por los pocos de arriba.Esos pocos, ya lo sabemos, nos quieren lo más lejos posible del sitio que resume lo público y lo político. El Estado capitalista chileno, uno de los más hábiles del continente, únicamente quiere clientes, consumidores, usuarios, y operadores funcionales a sus intereses. No es ningún problema para el régimen prevalente que la minoría activa de vez en cuando espectacularice su calendario de derrotas, la cual, a su vez, se corresponde al calendario de las victorias del opresor.

Por eso el 11 de septiembre (este año, el domingo 10 de septiembre) hay que marchar de la memoria al poder, del cementerio al centro cívico de Santiago. No por capricho ni irrespeto. Sino que para ir rompiendo en el ámbito simbólico y de la consciencia de la propia rebeldía, la exclusividad oligárquica de la política.

Por los derechos sociales y populares de las y los trabajadores asalariados y de los auto-explotados; de las mujeres, de los indígenas, de los migrantes, de la disidencia sexual, de los jóvenes sin porvenir y de los viejos-jóvenes, de los empobrecidos, de los ambientalistas, de los colectivos de DDHH, de los intelectuales que producen conocimientos desde los intereses de los de abajo, de los adoloridos, enfermos y esperanzados, de los cristianos de la opción por los pobres, de los desesperados y de los felices en la alegría desafiante de toda la vida que nos queda por imaginar y crear.

@PeriodistaFigue

“¡Lo agarraron!” Representaciones del arresto de Augusto Pinochet en Londres y el despertar del exilio chileno en Europa (1998-2000)

1Manuel Gárate
“¡Lo agarraron!” Representaciones del arresto de Augusto Pinochet en Londres y el despertar del exilio chileno en Europa (1998-2000)
«They caught him!» Representations of Pinochet’s arrest in London and the awakening of the Chilean exile in Europe (1998-2000)
«Ils l’ont attrapé!» Représentations d’Augusto Pinochet à Londres et à l’éveil de l’exil chilien en Europe (1998-2000)
[07/07/2016]
Abstracts

El arresto de Augusto Pinochet en Londres tuvo una serie de consecuencias jurídicas y políticas tanto en Chile como en el ámbito de la justicia penal internacional. La imagen negativa de Pinochet en Europa (política y estética) se había construido desde los primeros días del Golpe de Estado de 1973, cuestión que se debió en gran medida a los miles de chilenos que llegaron exiliados al continente, así como a la brutalidad de la represión del régimen durante sus primeros años. Menos conocido es el papel que jugaron estas mismas comunidades en el desarrollo de los acontecimientos que rodearon la detención de Pinochet en Inglaterra en 1998; la resignificación de sus identidades como diáspora política, y los alcances de este episodio en el fin de la transición política chilena.

Palabras claves :exilio, Chile, Pinochet, caricatura política

Introducción
El arresto del dictador y el despertar de la memoria
De la derrota a la posibilidad de justicia: un camino de reivindicación identitaria
Pinochet bajo arresto. La imagen y la caricatura del dictador
Una derrota con sabor a victoria
Conclusión

Introducción

1 Este artículo ha sido realizado dentro del marco del proyecto FONDECYT posdoctoral Nº3130649: “La c (…)
2 Técnicamente enfrentó un juicio de extradición en Inglaterra por querellas interpuestas por un juez (…)
1  El día 16 de octubre de 1998 será una jornada difícilmente olvidable para Chile y para las comunidades de ex refugiados políticos chilenos 1. El general Augusto Pinochet Ugarte, dictador durante 17 años (1973-1990) y senador vitalicio de la transición política chilena (hasta aquel momento un intocable), enfrentaba, por primera vez, una corte de justicia por cargos de secuestro, torturas y desaparición de personas 2. Lo impensable ocurría sin que ningún actor nacional o internacional lo hubiera previsto ni en su más afiebrada imaginación. El accidente histórico; el acontecimiento es su forma más pura, nos mostraba la posibilidad de una inflexión radical en el curso de la historia reciente de Chile y de la justicia penal internacional. El hombre que había gobernado Chile con puño de hierro, y que además lo había sometido a la transformación socio económica más radical de su historia, aparecía como un débil anciano en manos de una infinidad de actores políticos y judiciales que dieron a este caso una dimensión internacional. Se abría, de manera inédita, la posibilidad de juzgar a un ex jefe de Estado por delitos cometidos durante su mandato en un tercer país.

Imagen – Detención de Pinochet en Londres

Imagen – Detención de Pinochet en Londres
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Fuente – Fundación Salvador Allende

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3 Recomendamos especialmente la lectura de: Roger Burbach, The Pinochet affaire: state terrorism and g (…)
4 Ver: Roht-Arriaza, Naomi. «Pinochet Precedent and Universal Jurisdiction, The.» New Eng. L. Rev. 35 (…)
5 Sobre la cuestión de la justicia transicional y post-transicional en relación al caso Pinochet, ver (…)
2Lo que se conoce desde entonces como el “Caso Pinochet”3, constituye un ejemplo de estudio y un hito respecto de la tesis de la extraterritorialidad de la justicia para crímenes contra la humanidad (genocidio) en caso de guerra o represión a manos de agentes del Estado4. Los diversos estudios en torno a este y otros casos similares han constituido un nuevo campo de trabajo académico conocido como “justicia transicional y post-transicional”5.

6 Un interesante trabajo de sociología sobre el exilio chileno en los años ’70 y ’80, puede encontrar (…)
7 Uno de los mejores y más completos estudios sobre el exilio chileno de la dictadura militar corresp (…)
3Sin embargo, aún se desconoce bastante el papel jugado por las comunidades de exiliados chilenos en la organización de la estrategia de extradición y en la construcción de una causa judicial en contra del ex dictador. El arresto de Pinochet en Londres tuvo también un efecto aglutinador en comunidades que habían sufrido un desgaste natural de los años de exilio6 y las rutinas propias de la adaptación a las sociedades de acogida7.

8 Sobre la relación del general Augusto Pinochet con el tráfico de armas y drogas, ver: Burbach, Roge (…)
4La noticia de la detención del ex dictador en la exclusiva The London Clinic, impactó fuertemente a quienes, desde hacía años, habían abandonado toda esperanza de justicia y castigo a los responsables de violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile y en el extranjero durante la década de 1970 y 1980. Augusto Pinochet había viajado al Reino Unido por razones personales, entre las que se encontraba una vieja dolencia lumbar que se hizo operar en una prestigiosa clínica londinense. Además, Pinochet había sido invitado por la fábrica inglesa de armamento Royal Ordnance, con la cual hacía negocios desde fines de los años ‘808, sin jamás imaginar que sus aliados británicos de antaño, especialmente durante el gobierno de Margaret Thatcher, no podían asegurar su inmunidad al ingresar en territorio británico, gobernado en 1998 por el “Nuevo Laborismo” de Tony Blair. Fue justamente esta oportunidad la que aprovecharon los querellantes chilenos y españoles, y por requerimiento del juez Baltasar Garzón, para pedir la extradición de Pinochet y exigir su juicio en España.

9 Ver: Casilda Béjar, Ramón, La década dorada. Economía e inversiones españolas en América Latina 199 (…)
5A los pocos días del arresto, ya estaba claro que se trataba de un caso extremadamente complicado en lo judicial y con muchas aristas políticas. Por un lado, estaba la justicia española que pedía la extradición de Pinochet a contrapelo de la política diplomática del gobierno español, conducido en aquellos años por el líder de derecha, José María Aznar. Es necesario recordar las numerosas e importantes inversiones que tenía y aún posee España en las más importantes empresas de servicios chilenas9. En segundo lugar, estaba el gobierno laborista inglés que no deseaba generar problemas con sus aliados europeos (España), pero tampoco con Chile, al mismo tiempo que, y paradójicamente, la extradición de Pinochet se le presentaba como una posibilidad única de demostrar su compromiso con los derechos humanos y la justicia internacional. Un tercer actor lo constituía el Estado chileno y su gobierno de centro-izquierda, cuya política permanente fue exigir el retorno de Pinochet para ser juzgado en Chile, rechazando de paso la extraterritorialidad de la justicia penal y reclamando el principio de soberanía del derecho internacional. Por último, un cuarto actor lo constituyen justamente las comunidades de chilenos en el exilio quienes no vacilaron en poner todos sus recursos disponibles en favor de la extradición y el juicio de Pinochet en España. Para ello, también movilizaron a las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, así como a otros gobiernos europeos que iniciaron sus propios procesos de extradición en contra de Pinochet y de otros dictadores latinoamericanos del mismo periodo.

10 Sobre el concepto de Pierre Nora de “lugares de memoria” interpretado desde el contexto latinoameri (…)
6La organización de las comunidades en exilio, y con especial énfasis de aquellas residentes en Francia, constituye un fenómeno interesante para investigar, pues con el tiempo ha tomado la forma de un “lugar de memoria”10 (no físico) y un hito que marca su identidad y la de sus hijos al constituir una experiencia común con características épicas, si bien el resultado final de todo el proceso no fue el que ellos deseaban (el proceso judicial de Pinochet en España). Tal y como lo precisa la socióloga franco-chilena Fanny Jedlicki :

11 Jedlicki, Fanny, “El caso Pinochet. Recomposiciones y apropiaciones de la memoria, Documento ILAS, (…)
“De esta manera, concurrimos, durante el “caso Pinochet”, a un verdadero regreso de la memoria para los ex-refugiados chilenos y a una redefinición de ésta en el caso de sus hijos, quienes al participar en una movilización activa, buscan apropiarse de su herencia familiar.”11

12 Según las cifras del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales del año 2013 (…)
7En otras palabras, el arresto de Pinochet en Londres puso en movimiento una serie de acontecimientos que han tenido repercusiones incluso hasta nuestros días. Un ejemplo de aquello son las causas judiciales contra ex agentes de la dictadura chilena; muchos de las cuales continúan abiertas y otras con sentencias ejecutoriadas (prisión, y prisión remitida principalmente)12.

El arresto del dictador y el despertar de la memoria

13 Un buen recuento y análisis sobre este periodo y las diferentes acciones de negociación y legitimac (…)
8 Las pocas horas que pasaron tras el arresto en Londres mostraron como Chile se polarizaba entre partidarios y detractores de Augusto Pinochet. Lo impensable había pasado por una ironía de la historia: Pinochet había viajado a un país que consideraba “cercano” y aliado tras el apoyo de la dictadura chilena al ejército británico durante la Guerra de las Malvinas (1982); en calidad de senador vitalicio, y además legitimado absolutamente por el sistema político chileno y la mayor parte de sus adversarios. Pinochet era un actor político consolidado y sólo la intervención de la justicia española puso fin a su carrera y a su influencia en un Chile acostumbrado a negociar y convivir con el legado dictatorial 13.

9Una vez confirmado el arresto, las comunidades de chilenos en Europa rápidamente comenzaron a organizarse y a retomar contactos en un frenesí ni siquiera visto cuando Pinochet enfrentó el plebiscito de 1988. Los llamados telefónicos a todas horas de la noche fueron pan de cada día para estos chilenos que veían por primera vez una posibilidad real de hacer justicia, y mejor aún, frente a quien consideran el principal responsable de sus desdichas. Se los habían “servido en bandeja” y no lo dejarían escapar, aunque tuviesen que mover el cielo y la tierra. Las manifestaciones siguieron a las conferencias de prensa y a las reuniones en Londres y en las principales ciudades europeas para coordinar las acciones de prensa, la presión política, la presencia permanente de un piquete en las calles cerca del lugar de detención del general y frente a las cortes de justicia londinenses, así como el apoyo a la estrategia judicial tendiente a lograr la extradición de Pinochet e España. Todas estas acciones debían estar perfectamente coordinadas y actuando al mismo tiempo y en varios países.

Imagen 2 – Piquete de Londres

Imagen 2 – Piquete de Londres
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Fuente: Amnistía Internacional España

14 Entrevistas con Manuel y Hernán, ambos integrantes de la comunidad de chilenos exiliados en Francia (…)
10En una época donde Internet recién iniciaba su expansión, la prioridad la seguían teniendo el teléfono, el fax, el correo postal, las fotocopiadoras y las ondas de radio. Un miembro de la comunidad de chilenos en Paris nos relató cómo la empresa de telecomunicaciones France Telecom les facilitó equipos, fotocopiadores y líneas telefónicas gratuitas para organizar las comunicaciones, utilizando además una oficina facilitada por la tienda de departamentos FNAC para funcionar como sede del movimiento14.

11Cada decisión de la justicia inglesa era celebrada o sufrida en reuniones comunes frente a las embajadas de Inglaterra o España, y con un nivel de emoción pocas veces visto en reuniones de este tipo. Ni la euforia deportiva – hace apenas algunos meses se había jugado el Mundial de Fútbol en Francia, donde la selección chilena tuvo una participación más que honrosa – había alcanzado nunca tales niveles de emocionalidad. Una mezcla de alegría y revancha reinaba entre estos chilenos, al mismo tiempo que el dolor de la memoria afloraba después de años de silencio y resignación. La fuente de todos sus dolores y sufrimientos estaba en Europa; inerme, debilitado, enfrentado a la justicia y a sus demonios; sin las infinitas capas de protección de las que siempre se había beneficiado en Chile. Ni su poder ni fortuna ni influencia podían mermar la voluntad de los exiliados de llevar a Pinochet ante la justicia española y, sobre todo, ante lo que entendían como un definitivo “tribunal de la historia”.

15 Un completo estudio sobre las memorias del exilio chileno de la dictadura pueden encontrarse en: Re (…)
16 Sobre los traumas del exilio chileno, recomendamos la lectura de: Peris Blanes, Jaume, “Trauma y de (…)
12La memoria del exilio resurgió entonces de manera inesperada y violenta, poniendo en tensión la necesidad del recuerdo con aquella del olvido ante los traumas del pasado15. Para movilizarse había obligatoriamente que recordar, verbalizar, hacer público, registrar e incluso denunciar aquello que muchas veces se guardaba como secreto incluso antes sus seres más queridos16. El dolor del exilio, la tortura, la pérdida de amigos y compañeros volvía a la superficie para juzgar al ex dictador, pero no sin dejar daños colaterales de por medio. No son pocos los casos de personas que dejaron durante semanas sus trabajos y familias para movilizar todos sus recursos y partir a Londres a luchar “por la causa”. Otros que pocas veces o nunca participaban en las actividades asociativas del exilio, se vieron impelidos internamente a tomar posición y movilizarse para impedir el retorno de Pinochet a Chile. El recuerdo de la militancia revivió en muchos, pero ahora con una causa que también sentían como internacional.

13El marco social de re-significación de la memoria en exilio lo constituye, en primer lugar, la familia, donde se transmite la memoria de una generación a otra, aunque cargada de silencios, vacíos e idealizaciones. Son los hijos de los exiliados quienes con el tiempo construyen sus propios relatos identitarios a partir de las experiencias compartidas, pero también respecto del contraste con otros relatos de pares o incluso de personas que no han compartido la experiencia del exilio. El segundo marco social de re-significación de la memoria está dado por la comunidad y sus espacios de sociabilidad: asociaciones culturales, clubes deportivos, agrupaciones políticas, etc. A los hitos originarios de la Unidad Popular, el Golpe de Estado, el fin de la dictadura y el exilio, ahora se sumaba el arresto en Londres como un cuarto hito fundacional de la memoria del exilio, pero también como un evento que permitió superar muchas diferencias acumuladas por décadas y confederar a muchas asociaciones en pos de un objetivo común: que Pinochet fuese juzgado y condenado en Europa.

17 Sobre la experiencia del exilio en primera persona, recomendamos el artículo del historiador chilen (…)
14Los acontecimientos desatados a partir de aquel 16 de octubre de 1998 abrieron un nuevo capítulo en la historia del exilio político chileno. Por primera vez las más altas autoridades europeas, incluyendo a los Lords de la Justicia Británica reconocían públicamente el carácter ampliamente represivo de la dictadura chilena, así como la propia historia de los exiliados chilenos y de otras dictaduras latinoamericanas. Al mismo tiempo, los defensores del ex-dictador se vieron obligados a reconocer algunos de esos crímenes para alegar la inmunidad soberana, poniendo de manifiesto lo que siempre había sido negado. La estrategia de la defensa no podía seguir negando lo evidente, sino que más bien se refugiaba en la soberanía estatal para demandar el retorno de Pinochet a Chile. Este hecho fue de gran importancia para las comunidades del exilio, pues se reconocía oficialmente, al menos en parte, la versión de los hechos que durante años habían relatado los exiliados a sus propias familias y amigos17.

De la derrota a la posibilidad de justicia: un camino de reivindicación identitaria

15 La socióloga Fanny Jedlicki ha definido este fenómeno como una suerte de “alivio” para toda una generación que fue acusada de urdir mentiras en contra de Chile al mismo tiempo que huían del país que decían amar. Por fin podían expulsar esos sentimientos de derrota y culpabilidad y considerarse actores de una lucha que, al parecer, no había terminado. La vergüenza recaería ahora en el gobierno de coalición de centroizquierda chileno y en aquellos que pedían el regreso del dictador por razones de soberanía o de humanidad, aludiendo a los pactos de la transición democrática y a la supuesta posibilidad de la justicia chilena de juzgar al ex dictador. Los papeles se invertían. El caso Pinochet se convirtió en la posibilidad real de salir del oprobio y mostrarse ante los suyos y cercanos como luchadores de una causa mundial: los derechos humanos.

18 Jedlicki, Fanny, « Les exilés chiliens et l’affaire Pinochet. Retour et transmission de la mémoire (…)
19 Sitio Web de Radio Cooperativa (EFE), “El arresto de Pinochet en Londres, 15 años de un caso «catár (…)
“Aquellos que durante tanto tiempo fueron aplastados por el discurso insultante del ex dictador, y que todos pensaban intocable, regresan a la escena internacional y aparecen como los actores de una lucha ejemplar”.18
“… el arresto fue catártico pues nos permitió ser escuchados y creó un espacio político para empezar a hablar de una transición democrática que aún después de 15 años no se logra. Chile aún vive bajo la Constitución política de una dictadura» (Carlos Reyes, exiliado)19.

20 Sobre las dificultades de los exiliados en su retorno a Chile, recomendamos el artículo de Loreto R (…)
16Los testimonios que tantas veces habían quedado archivados en organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, parecían tomar nueva fuerza como argumentos y pruebas en contra de la estrategia de la defensa jurídica de Pinochet. A los sentimientos de justicia y verdad, se sumaban también gritos de rabia y revancha, como si la memoria del exilio, tantas veces reprimida, se hubiese convertido súbitamente en la reivindicación de una palabra pública que necesitaba ser expresada. Esto tomó aún más fuerza cuando muchos de los exiliados decidieron por razones económicas o familiares no regresar a Chile o retornar a sus países de acogida tras vivir la incomprensión y la indiferencia de un país muy distinto al que dejaron por la fuerza20. El Chile de la transición democrática les parecía ajeno, mediocre e incluso incomprensible, sobretodo cuando gobiernos que se decían de centro-izquierda hacían lo imposible por lograr el retorno de Pinochet. La “razón de Estado” argumentada y defendida por el gobierno concertacionista de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, alejaba aún más a estos antiguos exiliados del Chile contemporáneo, pero también los hacía despertar de la idea de un Chile imaginado, fruto de la nostalgia de la Unidad Popular, el cual había desaparecido o quizás nunca existido.

21 Para una historia del exilio chileno en Francia (que cubre un periodo anterior del arresto de Pinoc (…)
22 Stern, Steve, Luchando por mentes y corazones, las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet. (…)
17La movilización permanente y, a veces, frenética se convirtió en la forma de vida de muchos de los chilenos exiliados que comenzaron a circular entre Londres, Paris21, Bruselas, Roma, Berlín, Viena, Madrid y Estocolmo, aunque las movilizaciones también se realizaban en distintas ciudades europeas. La lucha contra la impunidad adquirió los rasgos de una “batalla por la memoria y los corazones”, siguiendo de la expresión de Steve Stern sobre las luchas memoriales en la historia reciente de Chile22. Las reuniones y manifestaciones se multiplicaron retomando los viejos usos y cánticos de la experiencia política de la Unidad Popular, así como de los primeros años del exilio. Las formas del discurso, la retórica y los llamados a la acción dan cuenta de un pasado que se reactiva ya no como derrota, sino como posibilidad abierta al futuro. El entusiasmo desbordante escondía, no pocas veces, las dificultades de un proceso judicial de extradición que estuvo siempre contaminado por cuestiones extrajudiciales, tanto políticas, económicas como diplomáticas. Ello no impidió, sin embargo, que las comunidades de exiliados expresaran su confianza en que: “esta vez sí se haría justicia con el ex-dictador”.

23 En el caso de los exiliados chilenos en Francia, y especialmente de la mayor comunidad que vive en (…)
18Como bien sostiene Jedlicki, la mayor parte de los exiliados se encontraban, hacia 1998, y justo antes del arresto de Pinochet en Londres, en una etapa que define como de “post-exilio”, es decir, ya superados los traumas de la instalación y de la aculturación en las sociedades de acogida; en general integrados social y laboralmente, pero escindidos respecto de una pertenencia idealizada al país de origen y una pertenencia real respecto del país de acogida. Esta etapa de post-exilio se caracteriza también por una mayor autonomía e independencia respecto del grupo inicial, aunque todavía guardan sus espacios comunitarios para las ocasiones de celebración familiar o eventos emblemáticos como la fiesta de la independencia nacional del 18 de septiembre23.

19Estas manifestaciones y reuniones guardan los aspectos más identificables del recuerdo de la Unidad Popular: la sensación de vivir una experiencia histórica singular, pero al mismo tiempo con todas las divisiones y disputas de la izquierda heredadas de la misma. Resurgen entonces los eslóganes e himnos más identificables (¡Venceremos!; ¡El pueblo unido jamás será vencido!), junto con la efigie mítica de Salvador Allende, suerte de divinidad tutelar y factor de unidad de todas las comunidades de antiguos exiliados chilenos en el mundo.

20Para estas comunidades del exilio, la díada Allende-Pinochet es absolutamente fundamental en términos de identidad y toma de posición política y ética, adquiriendo las características mágico-religiosas, e incluso maniqueas, de la lucha del bien contra el mal. Es difícil ver otro caso de este tipo para comunidades de exilio latinoamericanas, donde la personificación del adversario alcance estos niveles de identificación. Probablemente el caso de los cubanos de Miami sea el más próximo, pero no en términos de una díada (dos figuras tutelares).

24 Ver: Robertson, Robin, Jungian Archetypes: Jung, Gödel, and the History of Archetypes, Universe, 20 (…)
21En este combate simbólico, Salvador Allende representa la figura sacrificial del mártir y del héroe de la democracia, frente a la imagen de un Augusto Pinochet anciano, todavía vivo (hasta el 2006), que representa al mismo tiempo lo más abyecto de la traición, la represión de derecha, el militarismo, y el vínculo con el “imperialismo norteamericano”, además de la violación masiva a los derechos humanos. En tal sentido, Pinochet se universaliza y adopta las características del mal absoluto, como una suerte de figura supletoria de los grandes dictadores y tiranos del siglo XX y específicamente del periodo de la Guerra Fría (tanto del campo socialista como capitalista). Pinochet captura y encierra la maldad del siglo XX, y de paso exculpa a los europeos de su propia historia, incluso simbólicamente a través del uniforme prusiano y sus característicos lentes oscuros. Pinochet representa muchas cosas a la vez: la traición, la barbarie, la cobardía, la represión, la mentira, la trampa, la simulación e incluso al final de su vida: el robo y la decrepitud. En tal sentido, el ex dictador es el villano y el enemigo perfecto; una suerte de imagen arquetípica junguiana, que resume universalmente los rasgos más reconocibles del mal24. Es por esta misma razón que para los exiliados era inconcebible una posible liberación de Pinochet por razones humanitarias (como finalmente sucedió), y menos por petición de un gobierno que se decía de centro-izquierda. Su figura se ha convertido con los años en uno de los modelos universales de la violación a los derechos humanos. Prueba de esta “encarnación” arquetípica del mal son las imágenes que las comunidades de exiliados mostraban durante sus manifestaciones en Londres y otras capitales europeas (imágenes 5 y 6).

Pinochet bajo arresto. La imagen y la caricatura del dictador

25 Sobre los usos, alcances y conformación de la memoria colectiva en historia, ver: Lavabre, Marie-Cl (…)
26 Sobre el tema de la caricatura de Pinochet, se publicó recientemente: Gárate, Manuel, “El nacimient (…)
22Y si hoy sabemos que la memoria es un proceso dinámico de reconstitución permanente del pasado en el presente, la presencia de Augusto Pinochet en Europa no podía sino que generar una ola de recuerdos y una suerte de reactivación memorial, pero ahora con alcances internacionales y colectivos25. Para dar ilustrar de lo anterior, hemos utilizado algunas caricaturas de prensa relativas al caso Pinochet, recopiladas en el marco de nuestra investigación sobre el humor político, Pinochet y la dictadura chilena en el periodo 1973-2006 26.

23En relación con lo anterior, es importante no olvidar el carácter universal de la figura de Pinochet desde el mismo día del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. La muerte trágica del Presidente Allende, el bombardeo del palacio de La Moneda y la dura represión posterior, hicieron de la dictadura chilena el modelo de la represión militarista de derechas de los años 1970, y a Pinochet, en especial, el ícono preferido del mal y de los dictadores del periodo.

24 La espectacularidad del Golpe de Estado, las imágenes que recorrieron el mundo y la idea de socialismo democrático destruido a sangre y fuego, marcaron la dictadura chilena y, en particular, a su hombre fuerte. Pinochet se había transformado entonces en el villano ideal y el epítome de la represión a las izquierdas latinoamericanas (tanto revolucionarias como socialdemócratas). La fotografía del general con lentes oscuros, tomada por el reportero gráfico holandés Chas Gerretsen el 18 de septiembre de 1973, volvió con aún más fuerza en 1998, a lo que sumaba la caricatura de prensa, la cual resumía magníficamente la imagen que el mundo se había hecho de Pinochet.

Imagen 3 – Fotografía de Chas Gerretsen (19-09-1973)

Imagen 3 – Fotografía de Chas Gerretsen (19-09-1973)
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Imagen 4 y 5 – Ilustraciones de Augusto Pinochet utilizadas durante las jornadas de movilización en Londres y Madrid (1998)

Imagen 4 y 5 – Ilustraciones de Augusto Pinochet utilizadas durante las jornadas de movilización en Londres y Madrid (1998)
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Fuente : Amnistia International y DW

25Las viejas imágenes del general fuerte, dibujadas en los años ’70, y muchas veces vinculadas con la metáfora del dictador “gorila” (imagen 7) contrastaban con las nuevas imágenes del anciano dictador en silla de ruedas. Un ejemplo de lo anterior, lo vemos respecto del problema del gobierno inglés frente a la demanda española de extradición queda de manifiesto en la siguiente caricatura del periódico ingles The Independent (imagen 8).

Imagen 6 – Bill Andrews, Daily World, noviembre 1974

Imagen 6 – Bill Andrews, Daily World, noviembre 1974
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26Augusto Pinochet, después de haber prácticamente desaparecido del imaginario caricatural europeo (1990-1998), y legitimado institucionalmente gracias a la transición política chilena (imagen 9), resurgió de manera explosiva durante todo el periodo de su arresto europeo, pero ahora completamente desarmado frente a sus captores ingleses (imagen 10). Prácticamente de inmediato los medios escritos del continente redescubrieron al dictador de los años ’70 y ’80; el mismo que se había atrevido a enviar comandos terroristas a la capital de Estados Unidos y a otros países latinoamericanos y europeos para perseguir a sus opositores; quien había comandado/encabezado? una larga dictadura que reprimió, desapareció y exilió a miles de sus compatriotas en plena Guerra Fría.

27 En relación a los seguidores acérrimos del general Pinochet en Chile, recomendamos el documental de (…)
28 El general Augusto Pinochet dejó la comandancia en Jefe del Ejército el 10 de marzo de 1998, tras 2 (…)
27Para sus seguidores en Chile y los partidos de derecha que siempre lo apoyaron incondicionalmente, el shock del arresto fue enorme. Por primera vez después de casi treinta años, se vieron obligados a justificar su versión de la historia ante la sociedad chilena y especialmente ante la comunidad internacional. Sus idas y venidas constantes a Londres durante el periodo del arresto (1998-2000) tuvieron, en algunos casos, la característica de una verdadera peregrinación, debiendo enfrentar además el desprecio de la mayoría de la opinión pública europea, y en especial de las comunidades de chilenos en el exilio. Estos no trepidaron en humillarlos en cada ocasión que fuese posible. Gritos, insultos, pancartas y manifestaciones contantes de desprecio fueron el pan de cada día para quienes viajaron a apoyar la causa del anciano general27. La mayor parte de los televidentes chilenos miraban estupefactos como aquellos que gobernaron Chile con un poder casi total por 17 años, y aún se comportaban con la soberbia de quienes se sienten los dueños del país, rogaban por la protección de la policía inglesa. Su “héroe” de “liberación de Chile” y baluarte de la defensa contra el marxismo internacional, estaba siendo acusado de graves crímenes contra la humanidad y corría un riesgo real de ser extraditado a España para enfrentar un largo juicio. En pocas semanas la imagen plácida del senador vitalicio en tanto actor de la transición chilena, había mutado a la del anciano general acusado de violar masivamente los derechos humanos. Y todo ello por un viaje a Inglaterra que el general había planificado desde hacía meses, y que el gobierno de Chile no había evaluado en término de sus consecuencias. Era el primer viaje que hacía Pinochet tras dejar la Comandancia en Jefe del Ejército28, y por lo tanto sin su investidura militar. La inteligencia del gobierno chileno no había previsto, ni en el peor de los escenarios, la captura del anciano general en Europa, ni menos el tener que exigir su libertad aduciendo razones diplomáticas y de soberanía territorial.

Imagen 7 – Danziger, Los Angeles Times, 19-10-1998

Imagen 7 – Danziger, Los Angeles Times, 19-10-1998
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Texto: “La policía británica arresta al dictador Pinochet y se niega a revelar su paradero, lo que significa que el general Pinochet… de alguna manera… desapareció”.

29 Sobre la discusión jurídica de la inmunidad soberana de los Jefes de Estado, ver: Hasson, Adam Isaa (…)
28Es importante recordar que Europa, a fines de la década de 1990, vivía aún las consecuencias materiales y éticas de la última Guerra de los Balcanes o de la ex-Yugoslavia (1991-1999). La imagen de la violación masiva a los derechos humanos, de la prisión política, la tortura y el genocidio, habían vuelto al territorio europeo 40 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. La cuestión espinosa del juicio a los ex-Jefes de Estado (dictadores o no) por delitos cometidos durante su ejercicio del poder, estaba en su momento más álgido. El ejemplo más claro lo constituía el caso del ex Presidente serbio Slobodan Milosevic, acusado de crímenes contra la humanidad por el Tribunal Internacional para la ex-Yugoslavia, tras los bombardeos de la OTAN en 199929.

30 Sobre la comparación del caso Pinochet con la situación de Milosevic y el caso Eichmann, recomendam (…)
31 Debemos recordar que toda esta corriente multilateral de internacionalización de la justicia se dio (…)
29En este contexto, y en términos políticos, la cuestión del caso Pinochet se relacionó mucho más con la propia situación europea respecto a cómo tratar la inmunidad soberana que respecto de los crímenes de la dictadura chilena. Extraditar a Pinochet a España para juzgarlo por crímenes contra la humanidad (cometidos en un tercer país, Chile) era la prueba irrefutable de una nueva doctrina jurídica internacional que dejaba atrás principios tradicionales como la inmunidad soberana, aceptados por el derecho internacional desde la Paz de Westfalia en 1648. Ya no habría refugio territorial ni ley que protegiera a los violadores de derechos humanos que actuaran en control o por órdenes de un Estado. Pinochet se transformaba entonces en el símbolo, pero también en el ejemplo perfecto para demostrar lo que se podía hacer con Slobodan Milosevic30 (imagen 11) y con cualquier otro dictador (actual o futuro) acusado de crímenes de guerra y de violaciones masivas a los derechos humanos31.

Imagen 8 – Garland, Daily Telegraph, 20-10-1998. La muerte apunta a Slobodan Milosevic, mientras sostiene un periódico donde se anuncia el arresto de Pinochet

Imagen 8 – Garland, Daily Telegraph, 20-10-1998. La muerte apunta a Slobodan Milosevic, mientras sostiene un periódico donde se anuncia el arresto de Pinochet
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Una derrota con sabor a victoria

30Así como durante los tres años de la Unidad Popular buena parte de estos militantes de izquierda sintieron que “hacían historia”. 25 años después volvían a sentir la misma identificación con una lucha por ideales, pero esta vez con un carácter mundial y con los ojos del mundo puestos en lo que sucedía en Londres. Tras largos años de un sentimiento permanente de derrota e impotencia frente a lo que sucedía en Chile, el arresto de Pinochet abría nuevamente la posibilidad de recuperar ese tiempo y volver, quizás por algunos instantes, a vivir esa euforia de la juventud del periodo 1970 y 1973. Pero como bien lo describe Jedlicki, las viejas rencillas entre los diferentes grupos políticos del exilio afloraron apenas la euforia del arresto hubo pasado. Las diferencias se centraron principalmente en la estrategia a seguir para lograr la extradición de Pinochet a España y las formas de actuar políticamente sobre los gobiernos europeos para evitar su liberación y forzar un juicio en el viejo continente.

31Para los grupos más radicales, la estrategia consistía en presionar en Europa a través de las manifestaciones permanentes en embajadas, parlamentos y ministerios, pero también confrontándolos a su propio pasado traumático (la colaboración, la ocupación alemana, la guerra de Argelia, la dictadura de Franco, etc.), con el objetivo de mostrar a Pinochet como la posibilidad de hacer justicia por aquel “pasado oscuro”. Por otro lado, existía una segunda posición mayoritaria (no excluyente con la anterior), que daba prioridad a la acción internacional, al trabajo con las ONGs de derechos humanos, y a la insistencia en que el caso Pinochet representaba un hito en la construcción de una nueva justicia penal para el mundo, donde ya no hubiera impunidad ni menos inmunidad para Jefes de Estado. El caso Pinochet no debía entonces causar división entre los gobiernos europeos ni menos tensiones con las comunidades de exiliados, sino que permitir a Europa erigirse como paradigma de un nuevo sistema internacional de justicia. Ello pasaba, evidentemente, por aislar la posición del gobierno chileno y de todos aquellos que demandaban la liberación de Pinochet por razones políticas, judiciales e incluso humanitarias.

32 Op.cit., Jedlicki, párrafo 39.
32Desde un primer momento, quedó muy claro que todas las formas de reagrupamiento del exilio post arresto de Pinochet tendían a reunir a los chilenos y a dejar fuera, o en un segundo plano a los ciudadanos locales que deseaban participar (franceses, ingleses, españoles, suecos). De cierta manera, el tema fue visto como “una cuestión de chilenos que debían resolver los chilenos” del exilio. Efectivamente aceptaban y pedían ayuda a sus sociedades de acogida, pero se reservaban todas las resoluciones importantes. Las asociaciones de exiliados priorizaron las formas de acción que conocían desde el inicio del exilio. Prueba de ello es que la mayor parte de los afiches y panfletos fueron redactados en español, y se evitó sumar a otros grupos de exiliados latinoamericanos preocupados por la suerte de otros ex dictadores como Jorge Rafael Videla o Jean-Claude Duvalier32. El caso Pinochet aparecía como diferente y excluyente, pero sobre todo como una cuestión identitaria. Los mensajes no iban dirigidos únicamente al mundo y a los gobiernos europeos, sino que a Chile en particular; el país que los había olvidado, que no había hecho justicia y que incluso ahora reclamaba al ex-dictador en tanto Senador de la República y objeto de un viaje con pasaporte y misión diplomática. Para la mayor parte de los exiliados, las particularidades y negociaciones de la difícil transición democrática chilena no eran más que la demostración de un Chile entregado a la derecha y al neoliberalismo.

33 Ver: Rousso, Henry, Le Syndrome de Vichy de 1944 à nos jours, Éditions du Seuil, 1990.
33La culpabilidad “absoluta” y oficial de Pinochet en tanto personificación de todos los males y sufrimientos de la dictadura chilena, permitía atenuar la culpabilidad de la derrota de la Unidad Popular y retomar la palabra en el espacio público, especialmente como un deber de los sobrevivientes frente a quienes ya no estaban o habían desaparecido por causa de la represión. Al deber de recordar, se sumaba ahora el deber de reparación y el orgullo de reivindicar una memoria que antes era de derrota y que ahora tomaba la forma de resistencia e incluso de revancha. La lectura del pasado memorial de la “resistencia francesa” nos puede ilustrar sobre esta mutación de una memoria que muta desde la vergüenza hacia el orgullo con relación a un pasado plagado de zonas grises33.

34 Op.cit., Jedlicki, párrafo 45.
“El caso Pinochet posee un valor reparador que permite a los exiliados encontrar por fin una coherencia a sus trayectorias individuales”. La movilización social que dirigen, así como el asunto judicial del cual son actores esenciales; de su lucha del exilio en exilio les da nuevo sentido a su presencia en Francia34.

35 Ver: Prognon, Nicolas, « L’exil chilien en France du coup d’état à l’acceptation de l’exil : entre (…)
36 No hay que olvidar que para una buena parte de la opinión pública francesa (medios de prensa en gen (…)
34Frente a las diferencias estratégicas y políticas respecto de cómo enfrentar el caso Pinochet, fue únicamente la acción cultural (música, teatro, poesía, deporte) lo que permitió mantener la unidad del exilio entre y al interior de las diferentes asociaciones de antiguos refugiados políticos. La fuerza del mensaje antipinochetista de los exiliados chilenos en Francia, radicaba principalmente en la idealizada imagen del militante de izquierda héroe-mártir, que había combatido al “imperialismo” y que insuflaba a la izquierda francesa de los años 1970 con un mensaje de resistencia. Este carácter heroico del exiliado chileno (y de las dictaduras del Cono Sur en general), a pesar del desgaste y la llegada de otras olas migratorias, seguía ejerciendo gran fuerza en el imaginario francés de la década de 199035, y especialmente en los medios de prensa36. No ocurría lo mismo en el Reino Unido, que a pesar de haber sido también tierra de acogida del exilio chileno, había mantenido cercanas relaciones con la dictadura chilena durante la década de 1980, especialmente durante el conflicto con Argentina por las Islas Malvinas. En general, Pinochet no era visto por todos los sectores políticos ingleses como un tirano, sino más como un viejo aliado caído en desgracia. Sólo ciertos sectores de la izquierda laborista manifestaron claramente su repudio al anciano general y la necesidad de que fuese juzgado en Europa.

Conclusión

35 La idea de un exiliado chileno antes militante y después justiciero, tomó fuerza al interior de las comunidades, y muchos de los secretos guardados – incluso con vergüenza – durante años, salieron a la luz como prueba de los crímenes cometidos por la dictadura militar chilena. El silencio se transformó en testimonio y después en evidencia contra el ex dictador. Parecía como si todos los sufrimientos de antaño tomaran sentido y pudiesen ser recanalizados en la figura de Pinochet. Las fotos de los muertos y desaparecidos surgieron una y otra vez en las pancartas de los manifestantes, convirtiendo los símbolos funerarios (velas, imágenes, ataúdes) en armas simbólicas contra la memoria de los vencedores de 1973. Y a esto se sumaba que la cobertura mediática fue permanente por parte de los medios europeos como también los chilenos. Nunca antes se habló tanto en Chile de las comunidades de exiliados en Europa. Del largo anonimato y la palabra silenciada se pasó abruptamente al discurso mediatizado y a la ocupación del espacio público tanto virtual como real.

36Las tratativas que finalizaron con la liberación del anciano general a principios de 2000, terminaron por demostrar el éxito de las gestiones del gobierno chileno, que tuvo que negociar el retiro definitivo de Pinochet de la vida política, y asegurar la posibilidad de un juicio en Chile. Los antiguos exiliados que vieron partir a Pinochet de Inglaterra sabían, así como la mayoría de los chilenos, que nunca sería juzgado y que las mismas razones humanitarias serían esgrimidas para archivar las causas judiciales en Chile. Fue así como finalmente sucedió, pero inesperadamente se abrió un camino para hacer justicia en otros cientos de casos de violaciones a los derechos humanos. Todo lo realizado no había sido en vano. Tras cumplirse 40 años del Golpe de Estado (2013), y aunque la comunidad de exiliados no logró el objetivo de enjuiciar a Pinochet en España, (imagen 13), los recuerdos de todo el periodo del arresto en Londres hoy forman parte de una memoria compartida que se consolidó gracias a un acontecimiento que fue toda una sorpresa para estos chilenos desperdigados por el hemisferio norte.
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Stern, Steve, Luchando por mentes y corazones, las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet. Libro Dos de la trilogía La caja de la memoria del Chile de Pinochet, Ediciones UDP, Santiago de Chile, 2013.

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Notes

1 Este artículo ha sido realizado dentro del marco del proyecto FONDECYT posdoctoral Nº3130649: “La construcción de la imagen del dictador latinoamericano a través de las caricaturas sobre Augusto Pinochet publicadas en la prensa extranjera: 1973-2006 (Estados Unidos, Francia e Inglaterra)”.
2 Técnicamente enfrentó un juicio de extradición en Inglaterra por querellas interpuestas por un juez español en España respecto de delitos cometidos en Chile.
3 Recomendamos especialmente la lectura de: Roger Burbach, The Pinochet affair: state terrorism and global justice, The University of Michigan & Zed Books, 2003. Uno de los libros más completos en torno a las. repercusiones del caso Pinochet, lo constituye el conjunto de trabajos editados por FLACSO Chile el año 2001: Rojas Aravena, Francisco & Stefoni, Carolina (Eds.), El “Caso Pinochet”. Visiones hemisféricas de su detención en Londres, Santiago, Chile, FLACSO-Chile, 2001, 334 p.
4 Ver: Roht-Arriaza, Naomi. «Pinochet Precedent and Universal Jurisdiction, The.» New Eng. L. Rev. 35, 2000, p.311-319; Stern, Steve, Remembering Pinochet’s Chile: On the Eve of London 1998, Duke University Press, 2009.
5 Sobre la cuestión de la justicia transicional y post-transicional en relación al caso Pinochet, ver: Collins, Cath. Post-transitional justice: Human rights trials in Chile and El Salvador, Penn State Press, 2010; Roht-Arriaza, Naomi, and Javier Mariezcurrena, eds., Transitional justice in the twenty-first century: beyond truth versus justice, Cambridge, Cambridge University Press, 2006.
6 Un interesante trabajo de sociología sobre el exilio chileno en los años ’70 y ’80, puede encontrarse en: Kay, Diana, “Chileans in Exile: Private Struggles, Public Lives”, Edinburgh Studies in Sociology, Wolfeboro, New Hampshire, Longwood Academic, 1987.
7 Uno de los mejores y más completos estudios sobre el exilio chileno de la dictadura militar corresponde al conjunto de trabajos coordinados por José del Pozo Artigas, publicado en español pocos meses antes de la muerte de Augusto Pinochet. Ver: Del Pozo, Jose (Coord.), Exiliados, emigrados y retornados: chilenos en América y Europa, 1973-2004, Santiago, RIL Editores, 2006.
8 Sobre la relación del general Augusto Pinochet con el tráfico de armas y drogas, ver: Burbach, Roger, “Pinochet, Arms Merchant”, NACLA Report on the Americas, Mar/Apr2008, Vol. 41 Nº 2. Disponible en: https://nacla.org/article/pincohet-arms-merchant
9 Ver: Casilda Béjar, Ramón, La década dorada. Economía e inversiones españolas en América Latina 1990- 2000, Servicio de publicaciones Universidad de Alcalá, 2002, 476 p.
10 Sobre el concepto de Pierre Nora de “lugares de memoria” interpretado desde el contexto latinoamericano, recomendamos: Regalado de Hurtado, Liliana, Clío y Mnemósine. Estudios sobre historia, memoria e historia del tiempo presente, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 226 p.
11 Jedlicki, Fanny, “El caso Pinochet. Recomposiciones y apropiaciones de la memoria, Documento ILAS, p.1, disponible en: http://www.ilas.cl/elcaso1.htm En el documento se hace mención también al siguiente trabajo de la misma autora: Fanny Jedlicki, “Mémoires d’exil : quels héritages ? Trajectoires familiales de réfugiés chiliens, de l’Unité Populaire à l’affaire Pinochet”, tesis de «maîtrise» de Etnologia, Universidad Paris V-la Sorbonne, 1999.
12 Según las cifras del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales del año 2013: “El número de encausados desde el año 2000 en procesos de derechos humanos en calidad de procesados, imputados o condenados ronda las 800 personas, de quienes un tercio tiene por lo menos una condena definitiva en su contra. Alrededor de 70 individuos se encuentran, o deben encontrarse, cumpliendo penas de cárcel por dichos crímenes, con media docena en prisión preventiva. 13 represores más ya han sido liberados por beneficios o por haber cumplido la totalidad de su sentencia” (p.2). Ver: Observatorio de DDHH, Universidad Diego Portales, Boletín informativo Nº 21 – diciembre 2012, enero y febrero 2013.
13 Un buen recuento y análisis sobre este periodo y las diferentes acciones de negociación y legitimación de Pinochet en la nueva democracia chilena pueden encontrarse en: Brian Loveman & Elizabeth Lira, El espejismo de la reconciliación política: Chile 1990-2002, LOM ediciones, 2002.
14 Entrevistas con Manuel y Hernán, ambos integrantes de la comunidad de chilenos exiliados en Francia. Paris, Noviembre 2013 (Ellos han preferido mantener sus apellidos en el anonimato).
15 Un completo estudio sobre las memorias del exilio chileno de la dictadura pueden encontrarse en: Rebolledo, Loreto, Memorias del desarraigo. Testimonios de exilio y retorno de hombres y mujeres de Chile, Editorial Catalonia, Santiago, 2006. Ver de la misma autora: Rebolledo, Loreto, “Exilio y Memoria: De Culpas y Vergüenzas”. IV Congreso Chileno de Antropología. Colegio de Antropólogos de Chile A. G, Santiago de Chile, 2001.
16 Sobre los traumas del exilio chileno, recomendamos la lectura de: Peris Blanes, Jaume, “Trauma y denuncia en los testimonios del exilio chileno”, Anales de Literatura Hispanoamericana, 2009, vol. 38, p. 261-278.
17 Sobre la experiencia del exilio en primera persona, recomendamos el artículo del historiador chileno José del Pozo. Del Pozo, José, « Los chilenos en el exterior : ¿ De la emigración y el exilio a la diáspora ? El caso de Montréal », Revue européenne des migrations internationales [En ligne], vol. 20 – n°1 | 2004, URL : http://remi.revues.org/4968
18 Jedlicki, Fanny, « Les exilés chiliens et l’affaire Pinochet. Retour et transmission de la mémoire », Cahiers de l’Urmis [En ligne], 7 | juin 2001, párrafo 28.
19 Sitio Web de Radio Cooperativa (EFE), “El arresto de Pinochet en Londres, 15 años de un caso «catártico» para exiliados”, 15-10-2013. Disponible en: http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/augusto-pinochet/dd-hh/el-arresto-de-pinochet-en-londres-15-anos-de-un-caso-catartico-para-exiliados/2013-10-15/102002.html
20 Sobre las dificultades de los exiliados en su retorno a Chile, recomendamos el artículo de Loreto Rebolledo publicado en la revista cultural Rocinante de febrero de 2004. Ver: Rebolledo, Loreto, “Volver del exilio”, Revista Rocinante, nº64, febrero 2004.
21 Para una historia del exilio chileno en Francia (que cubre un periodo anterior del arresto de Pinochet en Londres), recomendamos el siguiente trabajo: Prognon, Nicolas, La diaspora chilienne en France, l’exil et le retour (1973-1994), Tesis de doctorado, Universidad de Toulouse II, Le Mirail-IPEALT, 2002.
22 Stern, Steve, Luchando por mentes y corazones, las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet. Libro Dos de la trilogía La caja de la memoria del Chile de Pinochet, Ediciones UDP, Santiago de Chile, 2013.
23 En el caso de los exiliados chilenos en Francia, y especialmente de la mayor comunidad que vive en los alrededores de Paris, desde hace más de 30 años se celebra ininterrumpidamente la fiesta del 18 de septiembre en la localidad de Savigny le Temple, distante aproximadamente a una hora de Paris en la región periurbana sureste. Esta fiesta tradicional es organizada por la Federación de Asociaciones Chilenas en Francia (FEDACH) y actualmente por la UDACH. Imágenes de la versión 2013 de esta fiesta pueden verse en: https://www.youtube.com/watch?v=OKimZWDuF3E
24 Ver: Robertson, Robin, Jungian Archetypes: Jung, Gödel, and the History of Archetypes, Universe, 2009, 324 p.
25 Sobre los usos, alcances y conformación de la memoria colectiva en historia, ver: Lavabre, Marie-Claire,
“Maurice Halbwachs et la sociologie de la mémoire”, publicado en Raison Présente, 128, octubre de 1998, pp. 47-56. Disponible también en español en: http://www.historizarelpasadovivo.cl
26 Sobre el tema de la caricatura de Pinochet, se publicó recientemente: Gárate, Manuel, “El nacimiento de un monstruo. El Golpe de Estado en Chile y la imagen de Augusto Pinochet a través de las caricaturas de la prensa escrita francesa (1973-1990)”, Caravelle, n° 104, p. 87-114, Toulouse, 2015.
27 En relación a los seguidores acérrimos del general Pinochet en Chile, recomendamos el documental de Marcela Saïd Cares, “I Love Pinochet”, Pathé , France, 2001, 52 m. Este material nunca ha sido difundido por la TV abierta chilena, pero fue emitido por el canal norteamericano de cable History Channel el 11 de septiembre de 2007. Disponible actualmente en: https://vimeo.com/32608607
28 El general Augusto Pinochet dejó la comandancia en Jefe del Ejército el 10 de marzo de 1998, tras 25 años de mando ininterrumpido y después de haber sido nombrado por el propio Presidente Salvador Allende. Un extracto de la ceremonia de despedida está disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=0Rsvzn26t0E
29 Sobre la discusión jurídica de la inmunidad soberana de los Jefes de Estado, ver: Hasson, Adam Isaac, “Extraterritorial Jurisdiction and Sovereign Immunity on Trial: Noriega, Pinochet, and Milosevic. Trends in Political Accountability and Transnational Criminal Law”, Boston College International and Comparative Law Review, nº1 Volume 25, 2002.
30 Sobre la comparación del caso Pinochet con la situación de Milosevic y el caso Eichmann, recomendamos la siguiente tesis de master en derecho internacional: Markus, Tadjana, Breaking the Wall of Immunity: Questions raised by Eichmann, Filartiga, Pinochet and Milosevic Trials, Master thesis, Faculty of Law, University of Lund, Suecia, 2002, 71 p.
31 Debemos recordar que toda esta corriente multilateral de internacionalización de la justicia se dio en el contexto previo a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. A partir de este momento la cuestión de la seguridad del Estado y de la guerra al terrorismos se impusieron en la agenda internacional, relegando a un segundo plano el tema de la justicia penal internacional, cuestión que, además, los diferentes gobiernos estadounidenses han rechazado en forma permanente.
32 Op.cit., Jedlicki, párrafo 39.
33 Ver: Rousso, Henry, Le Syndrome de Vichy de 1944 à nos jours, Éditions du Seuil, 1990.
34 Op.cit., Jedlicki, párrafo 45.
35 Ver: Prognon, Nicolas, « L’exil chilien en France du coup d’état à l’acceptation de l’exil : entre violences et migrations », Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM [En línea], 21 | 2011, Publicado el 08 juin 2011, consultado el 15 septembre 2014. URL : http://alhim.revues.org/3833
36 No hay que olvidar que para una buena parte de la opinión pública francesa (medios de prensa en general) el exilio latinoamericano de los años ’70, y el chileno en particular, es aún hoy considerado como ejemplar en términos de adaptación a la sociedad francesa, sobre todo respecto a otras comunidades de inmigrantes residentes en Francia.
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Title Imagen – Detención de Pinochet en Londres
Caption Fuente – Fundación Salvador Allende
URL http://nuevomundo.revues.org/docannexe/image/69482/img-1.jpg
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Title Imagen 2 – Piquete de Londres
Caption Fuente: Amnistía Internacional España
URL http://nuevomundo.revues.org/docannexe/image/69482/img-2.jpg
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Title Imagen 3 – Fotografía de Chas Gerretsen (19-09-1973)
URL http://nuevomundo.revues.org/docannexe/image/69482/img-3.jpg
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Title Imagen 4 y 5 – Ilustraciones de Augusto Pinochet utilizadas durante las jornadas de movilización en Londres y Madrid (1998)
Caption Fuente : Amnistia International y DW
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Title Imagen 6 – Bill Andrews, Daily World, noviembre 1974
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Title Imagen 7 – Danziger, Los Angeles Times, 19-10-1998
Caption Texto: “La policía británica arresta al dictador Pinochet y se niega a revelar su paradero, lo que significa que el general Pinochet… de alguna manera… desapareció”.
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Title Imagen 8 – Garland, Daily Telegraph, 20-10-1998. La muerte apunta a Slobodan Milosevic, mientras sostiene un periódico donde se anuncia el arresto de Pinochet
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References

Electronic reference
Manuel Gárate, « “¡Lo agarraron!” Representaciones del arresto de Augusto Pinochet en Londres y el despertar del exilio chileno en Europa (1998-2000) », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [Online], Current issues, Online since 07 July 2016, connection on 18 July 2017. URL : http://nuevomundo.revues.org/69482
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Manuel Gárate
Doctor en Historia EHESS, Paris. Académico del Departamento de Historia Universidad Alberto Hurtado, Chile.
mgarate@uahurtado.cl

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Una historia de lo político en Chile contemporáneo: discursos, conceptos y memorias [Full text]
Published in Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates
Cristina Moyano Barahona, El MAPU durante la dictadura. Saberes y prácticas políticas para una microhistoria de la renovación socialista en Chile, Santiago, Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2010, 572 p. [Full text]
Published in Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Book reviews and essays
Pauline Bilot, Allemandes au Chili, Rennes, Presses Universitaires de Rennes (PUR), 2010, 209 p. [Full text]
Published in Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Book reviews and essays
Guía del investigador americanista en la ciudad de Santiago de Chile [Full text]
Versión actualizada 2011
Published in Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Guidelines to the Americanist scholar
Avatar. La consolidación del juego de video y el fin del cine como factura [Full text]
De James Cameron, Estados Unidos, 2009, 162 min.
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Miguel Enríquez y el proyecto revolucionario en Chile

Intervenciones de Mario Garcés y Pedro Naranjo en la presentación de este libro

Miguel Enríquez y el proyecto revolucionario en Chile

Rebelión

Intervención de Mario Garcés Durán, Doctor en Historia, en la actividad de homenaje y de lanzamiento del libro “Miguel Enríquez y el proyecto revolucionario en Chile.” Realizado el 5 de octubre del 2004 en el Campus Libertad de la Universidad ARCIS en Santiago.

Este libro que hoy presentamos se inscribe en medio de un conjunto de actos, homenajes, paneles y foros que nos traen a la memoria a Miguel Enríquez; su vida, sus luchas, sus contribuciones al proyecto revolucionario chileno y también su trágico final, su muerte en combate el 5 de octubre de 1974. Pero así como la figura de Miguel anima y estimula la memoria, al mismo tiempo su memoria nos obliga a interrogar a la historia, la historia de Miguel, la historia del MIR, la historia del movimiento popular y la historia del Chile reciente.

He querido comenzar mi presentación de este libro marcando estos dos conceptos, estas dos dimensiones: la historia y la memoria. Lo hago así porque creo que ambas dimensiones nos enfrentan a problemas cercanos, pero diferentes. Y lo hago en esta Universidad, que es donde me empeño en contribuir a la formación de los estudiantes de historia, volviendo una y otra vez sobre las relaciones entre la historia y la memoria.

No puedo extenderme sobre las diferencias entre uno y otro concepto. Sólo diré que mientras la memoria se fusiona con el hecho recordado: así fue, así me lo contaron; la historia busca tomar distancia con el pasado para poner orden; mientras la memoria, como indica Paul Ricoeur goza de esa pequeña felicidad del reconocimiento propio del testigo que puede afirmar, es él, es ella; la historia enfrenta el problema de la representación del pasado que sólo se consigue luego de largas complejas indagaciones sobre el pasado. Construcciones y representaciones que tiene el afán de cumplir un pacto de verdad con el lector. En realidad, tanto la historia como la memoria, el historiador y el testigo buscan ser creídos, buscan de alguna manera hablar con la verdad.

He querido establecer algunas mínimas distinciones porque creo que es fácil engañarnos o conformarnos con verdades a medias respecto del conocimiento del pasado. Necesitamos de la historia y de la memoria, del testimonio oral y del documento escrito, de la experiencia del testigo que nos confía su testimonio y de la paciente tarea de los archivos y del debate académico que enriquece nuestros enfoques y puntos de vista.

Cuando el CEME a través de Pedro Naranjo nos propuso editar este libro al Comité Editorial de LOM, como miembro de este Comité indiqué, que valorando la iniciativa como una contribución a la memoria histórica de los chilenos, con el MIR enfrentaríamos un déficit de investigación histórica.

De MIR circulan múltiples memorias y variadas estigmatizaciones en la sociedad chilena, pero pocas obras históricas. Conocemos el trabajo del profesor Carlos Sandoval de esta Universidad, algunos artículos de Luis Vitale, de Igor Goicovic, y nos tocó además dirigir la tesis de grado de Sebastián Leiva y Fahra Negme. Todos estos trabajos, parciales aún, nos van dando luces sobre diversos aspectos o momentos de la historia del MIR, pero no contamos todavía con una obra sistemática que nos narre la historia del MIR.

En el prólogo de este libro he sugerido como historiador un conjunto de preguntas y problemas que habría que tener en cuenta al trabajar la historia del MIR y de Miguel Enríquez, ya que como sostiene Pedro Naranjo en la excelente biografía política de Miguel que nos presenta en este libro, es muy difícil separar la historia del líder, del dirigente de la historia de la organización.

Sugiero reconocer al menos tres etapas en la historia del MIR que a Miguel Enríquez le tocó vivir: la etapa fundacional (1965-1970), la etapa de la Unidad Popular (1970-1973) y la breve etapa de la dictadura (1973-1974).

Sugiero también que la historia del MIR es del todo emblemática, en el sentido, que se trata de un grupo que en muy corto plazo alcanzó gran impacto en la política chilena, y que al mismo tiempo vivió la acción devastadora del terrorismo de Estado, que en pocos años le costó la vida a unos seiscientos militantes, la mayor parte de ellos, menores de 30 años. Pocas veces se han dado en la historia de Chile experiencias como ésta, y al mismo tiempo, es del todo evidente que la historia del MIR es parte sustantiva de la historia de Chile.

Señalo algunas de las preguntas y problemas que, a mi juicio, debe encarar una historia del MIR:

  • En la etapa fundacional, al menos dos cuestiones son fundamentales, por una parte, el impacto de la revolución cubana que remeció a América Latina y Chile, y, por otra parte, la crítica visión que desarrolló el MIR de la izquierda chilena existente hasta ese tiempo. Me parece que el problema histórico puede plantearse del siguiente modo: La revolución cubana, al igual que la revolución bolchevique de 1917, demostró que la revolución podía triunfar y los miristas criticaron a la izquierda chilena por sus dificultades para hacer triunfar la revolución. La izquierda histórica parecía demasiado integrada al sistema político chileno. Miguel Enríquez y otros dirigentes se plantearon entonces la necesidad de elaborar una estrategia y una táctica así como la formación de un partido que, de una vez por todas, hiciera la revolución en Chile.

Me parece que hay que estudiar los efectos de esta afirmación, en el sentido que para muchos jóvenes de los años sesenta el MIR tuvo la enorme atracción de constituirse en una organización que prometía e invitaba a “hacer la revolución”. Alguien dirá que cada tanto, surge algún grupo que proclama la necesidad de la revolución, pero la diferencia es que la invitación del MIR no cayó en el vacío, ya que miles de jóvenes estudiantes, pobladores, mapuches, campesinos, obreros, intelectuales se sumaron a sus filas, convencidos de que ahora sí tomaban el rumbo de la revolución en Chile. La pregunta que la historia debe responder, admitiendo estos hechos, es que hacía que esa generación sesentista creyera y estuviera dispuesta a dar la vida por la revolución. O de otro modo, ¿cómo se constituyó esa subjetividad dominante en amplios sectores de la población, de que la revolución era posible, que para hacerla, sólo había que proponérselo? ¿Qué explica ese sentido de “historicidad” tan radical y tan distante de nuestros días en que el orden se nos presenta como naturalizado y en consecuencia, la sociedad como imposible de ser transformada?

  • Sostengo como hipótesis para el período de la Unidad Popular, en contra de lo que muchos creen, que el triunfo electoral de la UP no fue un obstáculo para el crecimiento del MIR, sino por el contrario, lo favoreció. Curiosa paradoja: Triunfa una coalición de partidos que proclama la posibilidad de una vía chilena y pacífica al socialismo y crece una organización revolucionaria, relativamente pequeña, que se declaraba partidaria de la vía armada. (Curiosa es nuestra historia en América Latina, como indicó alguna vez García Márquez, estamos más cerca de Kafka que de Descartes, más cerca del realismo mágico que del racionalismo ilustrado).

Descifrar este enigma implica necesariamente hacer la historia de la Unidad Popular, ya que fue en ese contexto que se produjo un explosivo crecimiento del MIR, tanto en el número de sus militantes, pero más que eso, en el impacto de sus proposiciones en la política chilena. Muchas de estas proposiciones se pueden seguir más o menos sistemáticamente en el libro que estamos presentando.

Para simplificar las cosas, podemos valernos de la tesis del profesor Peter Winn, en el libro recientemente traducido y editado por LOM sobre los trabajadores de Yarur. Winn sostiene que en la UP convivieron dos revoluciones: Una, desde arriba, la planificada por la UP, sus técnicos y dirigentes de los partidos de la izquierda; y otra, la revolución que se generó “desde abajo”, que en unas fases se complementó con la de arriba, pero en otras se tensó y divergió con ella. El MIR se puede sostener entonces, se vinculó especialmente con la “revolución desde abajo”. De este modo, su crecimiento, su desarrollo se vincula con las aspiraciones de cambio, con las tradiciones de lucha popular que se potenciaron y multiplicaron durante la Unidad Popular. El MIR no inventó la tradición de lucha popular, se fundió con ella y por cierto también la estimuló y buscó constituirla en la referencia fundamental de la revolución chilena.

  • En tercer lugar, con relación a la dictadura, el MIR proclamó el fracaso del reformismo y no el de la revolución. Desde esta perspectiva, buscó ponerse a la cabeza de las luchas de la resistencia a la dictadura, favoreciendo la unidad de todas las fuerzas anti dictatoriales o anti-gorilas. En ese empeño se le fue la vida a Miguel Enríquez y el MIR fue objeto de la mayor operación represiva que se conozca en el país. El partido de la revolución fue prácticamente aniquilado y los efectos del genocidio acompañan hasta hoy a muchos de sus sobrevivientes.

Dos problemas al menos son importantes de considerar a propósito de la Unidad Popular y de la dictadura:

1.- La propuesta o la visión del MIR de que no era posible transitar por vía pacífica al socialismo, habida cuenta del colapso de a vía chilena, pareciera darle la razón al MIR, pero creo que hay que problematizar esta lectura, ya que se podría admitir que el MIR tuvo la razón teórica, pero no así la razón histórica, ya que siendo un actor del proceso, evidentemente era deseable otro destino para la Unidad Popular. Es distinto contar con la razón teórica, como razón crítica que con la razón histórica, como razón positiva.

2.- Vinculado a lo anterior, se puede también problematizar la visión que el MIR sostuvo sobre el fin de la Unidad Popular. El golpe de estado no significó sólo la derrota del reformismo, sino que fue la derrota de Allende, de la izquierda, del movimiento popular y del propio MIR.

3.- ¿Qué pude explicar estos desencuentros entre las razones teóricas y las razones prácticas de la historia?

Creo que se pueden sugerir al menos tres hipótesis:

1.- El MIR hizo una lectura sesgada de la realidad chilena. Una lectura que poniendo el mayor énfasis en las capacidades de lucha de la clase popular no terminaba de reconocer y medir la fuerza que tenían las formas de integración y adaptación de la misma clase popular a la sociedad capitalista. ¿Se trataba sólo de desplazar al reformismo obrero, para lo cual bastaba con marcar las diferencias con el Partido Comunista? ¿Había o no y de qué manera había que tener en cuenta el desplazamiento de las clases medias hacia el campo de la oposición? ¿Cuánto pesaban y cuánto pesan en Chile las instituciones del Estado, como campo privilegiado para la política? ¿De qué manera esas formas de hacer política constituían realidad y constituían a los propios sujetos populares?

2.- La crítica a la izquierda tradicional llevó al MIR a insistir en la necesidad de construir el partido de la revolución para lo cual actualizó al Lenín del Que hacer y el de Las tesis de abril. Es decir, al Lenín del partido de vanguardia y el de la dualidad de poderes. Sin embargo, no bastaba con mirar a Chile a través de Lenín, había que mirar a Chile con ojos propios. Por ejemplo, qué podía significar en Chile la construcción de formas de poder alternativo, de poder popular, podían estas constituirse en corto plazo en poder revolucionario, capaz de transformar radicalmente la sociedad o requerían de un tiempo de desarrollo, maduración, ejercicio práctico más que de retórica revolucionaria. ¿Ese desarrollo no implicaba acaso defender al gobierno de Salvador Allende, por más reformista que fuere, mientras las fuerzas propias del campo popular no alcanzaban un mayor desarrollo? ¿Por qué el poder del pueblo, sus tradiciones, sus deseos de cambio, su sentido de soberanía se expresaron tan débilmente el día del golpe? ¿Quién se equivocaba, la izquierda, el pueblo, ambos?

3.- El voluntarismo inevitablemente conlleva autoritarismo. El MIR adoleció, a mi juicio, de una sobre determinación teórica, es decir,

del deseo de cambiar la realidad especialmente a partir de sus presupuestos teóricos. Pero, cuando la realidad sigue un camino distinto, sólo hay dos posibilidades: modificar esos presupuestos o insistir porfiadamente en la voluntad para producir el cambio. Me parece que el MIR en muchos momentos optó por este segundo camino, lo que inevitablemente lo llevaba a reforzar una cultura organizacional autoritaria (estilos, formas, valores, actitudes, etc.), que en el mediando plazo complotaron en contra de su propio desarrollo. Por ejemplo: frente a la amenaza y la práctica represiva, que costó la vida a tantos militantes, ¿no existía la posibilidad de evaluar con más realismo la fuerza del enemigo? ¿La revolución no puede retroceder en determinadas circunstancias?

Se podrían formular muchas más preguntas que apuntan, claro está, a desentrañar los por qué de la derrota de la revolución en Chile en los años 70, proceso en el cual el MIR fue un actor fundamental.

Me parece, y con esto termino, que no hay posibilidad de reconstruir la izquierda chilena, tan debilitada en los días de hoy, si no se responde a las muchas de estas preguntas, hasta ahora sin respuestas o con respuestas muy parciales. Es decir, la izquierda puede constituir la memoria en un culto al pasado de una revolución “que no fue”, pero también puede hacer de la memoria un ejercicio crítico que la ayude a ponerse de pie. Por ello, hay que hacer el inventario de las derrotas, hay que hacer todos los ejercicios necesarios de memoria, pero también la historia (la memoria puede ser auto complaciente). Sé que se trata de un ejercicio difícil, sobre todo para los viejos, no así para los jóvenes sin son capaces de pararse sobre nuestros hombros, para mirar más lejos y proponernos nuevas perspectivas de análisis.

Palabras de pedro naranjo s., coordinador del ceme, en la actividad de homenaje a miguel enríquez y de lanzamiento del libro “miguel enríquez y el proyecto revolucionario en chile”. realizado en santiago el 5 de octubre del 2004, en la sede libertad de la universalidad arcis, santiago de chile.

Recordando al Miguel del pueblo, el Miguel de todos.

Compañeras y compañeros

En nombre del Centro de Estudios «Miguel Enríquez», saludamos la presencia de todos los presentes. Asimismo expresamos nuestro agradecimiento, a LOM y el “Comité 30 años” por organizar la presentación del libro «Miguel Enríquez y el proyecto revolucionario en Chile”.

Esta actividad, es una de las tantas convocadas para recordar el aniversario 30 de la caída en combate de Miguel, y nos muestra el interés y convocatoria que despierta su figura. En ella también queremos recordar a todos los caídos en la larga lucha por la libertad y la justicia social de nuestro pueblo. Cientos de ellos nos acompañan con sus rostros de vida en este local.

Mi intervención de manera breve considerará y en ese orden tres cuestiones: el libro que se edita, el trabajo del CEME y la necesidad de historiar al MIR y, finalmente algunas ideas y homenaje a Miguel.

Sobre la presente edición

El contenido del libro lo inicia un trabajo que habla sobre la vida de Enríquez, integra antecedentes referenciales sobre su pensamiento y el desarrollo, posiciones y práctica política del MIR en ese periodo.

El resto lo constituye la selección de textos seleccionados, que persiguen dar una visión general del pensamiento de Miguel y de las políticas del MIR en el periodo. La mayoría corresponde a textos redactados por el máximo dirigente del MIR en forma de discursos, informes o declaraciones y están orientados para la acción política de su partido: denunciar y atacar a sus adversarios, dar la discusión ideológica con el resto de la izquierda o convocar al pueblo a la lucha. También, y para ampliar la visión política se incluyen unos pocos documentos generales del MIR de momentos de su trayectoria y, en cuya elaboración tuvo destacada participación Miguel.

La selección de los documentos del libro que presentamos, no fue tarea fácil para los que participamos en ella. Más aún, cuando el punto de partida del CEME era publicar parte importante de la documentación hasta hoy recuperada, del periodo 1965-1974, cuestión no viable por su extensión. Al final, de un universo inicial de mas de 900 páginas en más de 130 documentos, la presente selección recoge cerca de dos decenas que recorren el camino entre la fundación del MIR en agosto de 1965 hasta la caída de Miguel en octubre de 1974.

La documentación entregada, aunque significativa e importante, es insuficiente para comprender en todas sus aristas el ideario político y quehacer del MIR en el periodo.

Esperamos, a mediano plazo, poner a disposición de interesados más fuentes documentales, en forma escrita o vía internet en nuestro sitio definitivo que esperamos editar en los meses iniciales del próximo año.

Al entregar a público este trabajo, agradecemos a todos los que en distintos tiempos y lugares apoyaron nuestro trabajo. Asimismo, a LOM que recogió e hizo realidad la iniciativa de publicar este libro de homenaje.

Sobre el trabajo del CEME y la necesidad de historiar al MIR..

En nuestro país hay un importante déficit de estudios relativos al movimiento popular (social y político) del periodo 1960-1990. Pareciera que la represión, el oscurantismo, y censura de los tiempos del régimen militar, que nos derroto en muchos planos, aún nos mantiene aprisionados y no permite a los involucrados que aun son consecuentes con lo que hicieron, levantar sin permiso de nadie su voz y pensamiento para asumir lo hecho y lo que se pensó; reconocer y asumir nuestras experiencias con sus enseñanzas y lecciones.

No se puede aceptar pasivamente que la “historia oficial dominante” margine, haga desaparecer o tergiverse impunemente procesos sociales, hechos, situaciones, colectivos y personajes participantes en la sociedad chilena, por el solo hecho de no estar vinculados a los centros del poder dominante, haciendo que la experiencia popular se recoja fragmentariamente en la historia de Chile.

En el desarrollo del movimiento popular chileno (nos referimos a sus organizaciones sociales y políticas) hay una experiencia inmensa de luchas con momentos de triunfos y derrotas, de avances y retrocesos. De ellos, se evidencian muchos déficit de sistematización, enseñanzas no recogidas y responsabilidades no asumidas.

…………………………………….

El MIR, fundado en agosto 1965 fue una importante organización de la izquierda revolucionaria chilena y latinoamericana. A partir de su fundación se planteó el reto de levantar y construir para el país un proyecto histórico original que buscaba transformar radicalmente la realidad chilena de entonces. Sus comienzos no fueron fáciles en el proceso de poder unificar pensamientos y miembros procedentes de orgánicas diversas.

Las exigencias de la lucha de clases nacional, en especial el complejo y rico periodo de la historia nacional de 1970 a 1973, le planteo desafíos inéditos, no fáciles de resolver y en ellos tuvo aciertos y errores.

El triunfo de Salvador Allende en 1970 le obligo a una adecuación táctica profunda, y aunque visualizo el nuevo periodo abierto, la no comprensión inicial de todas las posibilidades que presentaba, le retraso el otorgar mayor importancia a la vinculación mas profunda con los diferentes movimientos sociales populares, para poder avanzar en la constitución de una fuerza social revolucionaria.

Aun, el papel y rol del MIR en las décadas pasadas, desde un punto de vista histórico es un problema no resuelto, permanece pendiente. Su experiencia es poco conocida, aunque de ella a veces se habla, de forma bastante deformada o interesada.

No existen trabajos históricos sistematizados que permita apreciar y analizar la participación mirista en períodos importantes de la lucha de clases del pueblo chileno. El acceso a documentación no es fácil a consecuencia del sistemático e intenso proceso de destrucción ideológico, político, humano, orgánico, documental y de experiencias del conjunto del movimiento popular y del mirismo en particular que realizo durante la dictadura militar. Agréguese la política de omisión y silenciamiento histórico de los sectores nacionales dominantes en la actualidad.

Por otro lado, el proceso de crisis política, ideológica y orgánica progresivo que afectó internamente al MIR desde mediados de la década de 1980, como consecuencia de problemas ideológicos y políticos no resueltos, significó no solo perdida de fuerza e influencia social y política, sino la división y posterior desaparecimiento orgánico del tronco mirista.

………………………

El hecho de conocer y haber participado mucho tiempo en la experiencia mirista motiva desde hace un tiempo, el interés de un pequeño colectivo para contribuir sin plazos fijos al trabajo de recuperación de la historia y experiencia del MIR, que con posterioridad hemos ampliado de forma parcial al conjunto del movimiento popular chileno.

El CEME trabaja para recoger los planteamientos y experiencias del conjunto del mirismo a lo largo de los distintos periodos de su historia. Nuestra idea de trabajo no se identifica o depende de ningún grupo u orgánica mirista pasada o presente. Reconocemos y asumimos las diferencias que existieron y las que se manifiestan hoy.

A todas esas expresiones y visiones llamamos ayer, y les llamamos hoy y hacia el futuro a participar en esta tarea que reclama un esfuerzo sostenido, urgente y permanente.

Y, aunque la historia pasada de todas las organizaciones populares está abierta al estudio de todos los interesados, hoy es una exigencia política y ética, para los propios protagonistas, los miristas sobrevivientes, asumir sus experiencias pasadas (en sus definiciones y hechos, en los aportes y sus errores) a fin de contribuir al conocimiento del trayecto histórico del movimiento popular chileno.

Es importante no solo reconocer nuestra historia, sino asumir por lo que se lucho, no solo como un mero ejercicio recordatorio o nostálgico, sino como una revisión critica de nuestras propuestas y quehacer, para entregarlo a nuestro pueblo y a las generaciones presentes y futuras que con justeza lo reclaman.

Es la forma de evidenciar nuestra gratitud con nuestro pueblo que nos otorgo confianza y reconocimiento.

Es la forma de rendir homenaje y valorar el quehacer y consecuencia de nuestros compañeros y compañeras de ruta que entregaron su vida para hacer realidad lo que sustentaron.

Es la forma concreta con que exdirigentes y militantes asumen sus responsabilidades.

Será una forma de contribuir a contrarrestar parcialmente los olvidos conscientes y tergiversaciones que entrega la historia oficial de las clases dominantes,

Es la forma de ayudar a reconocer en la historia de Chile las experiencias populares.

Es la forma de hacer valer el hecho de que el movimiento popular y sus expresiones sociales y políticas han sido importantes, permanentes, y en momentos decisivos protagonistas históricos en la sociedad chilena, por su rol, quehacer y luchas.

Recuperar la experiencia del MIR,es parte del proceso para recoger la historia político social del conjunto del movimiento popular chileno, su cultura, identidad, combates y protagonistas, en su lucha por lograr un mundo mejor, sin injusticias, con bienestar, sin explotados y libre de explotadores.

Pero también nos plantea la necesidad de enjuiciar el rol histórico de la organización, de sus instancias colectivas, de sus dirigentes, incluido Miguel y precisar los aciertos y los errores en que incurrió.

Aunque el pasado no se puede reproducir o copiar mecánicamente, de sus experiencias es importante extraer lecciones y enseñanzas posibles de considerar útilmente en los momentos presente y futuro de la lucha popular.

El CEME invita a los protagonistas a tomar la palabra, a reconocer y asumir su pasado, decir nuestra verdad. Entregar documentación, información y la visión personal de los sucesos acontecidos en diversos momentos y lugares de nuestro país, de acuerdo al sentido, percepción y valor que cada uno da a las vivencias que protagonizó.

El homenaje a Miguel Enríquez.

Compañeras y compañeros

Hoy día, arribamos al 30 aniversario de la muerte en combate de Miguel Enríquez, fundador y Secretario General del MIR.

A todos los caídos y a Miguel, entregamos nuestro homenaje. Lo hacemos al combatiente revolucionario que dedicó y entregó su vida a la lucha de nuestro pueblo por su liberación, que hizo grandes esfuerzos, al igual que los miembros de la organización que el dirigió, para ganarse con sus propuestas originales, ejemplo personal y su gran capacidad de conductor, un lugar permanente en los sectores consecuentes de nuestro pueblo.

Es el homenaje al joven y maduro dirigente, que en momentos muy complejos que atravesó nuestro país, pudo junto a los que le acompañaron, resolver y orientar importantes problemas teóricos y prácticos que planteaba la lucha revolucionaria de entonces.

La trayectoria y quehacer de Miguel Enríquez. está entrelazado con el proceso de construcción y desarrollo político del MIR, hasta octubre de 1974, en que su vida es tronchada a los 30 años cuando sus concepciones no alcanzaban un pleno desarrollo, y quedaron solo esbozadas en sus líneas generales.

Miguel vive, trabaja, lucha y piensa, y los puntos de partida de su pensamiento se sitúan, en parte de las décadas de 1960 y comienzos de 1970. Está influido y exigido para dar respuesta y orientar un actuar consciente a los acontecimientos e ideas de la realidad chilena en aquella época que gesto inéditos desafíos expresados en diversas e importantes experiencias sociales y políticas.

……….

Miguel Enríquez, fue la figura más destacada de una nueva generación de revolucionarios surgida en Chile en el curso de la década de 1960. Eran momentos, que en diversos países del continente latinoamericano se enfrentaba al dominio y explotación del imperialismo norteamericano y de las burguesías nacionales, con métodos de lucha ofensivos por parte de nacientes destacamentos revolucionarios.

El impacto de de la primera revolución socialista de América, la revolución cubana, junto a diversos e importantes factores sociopolíticos de la realidad chilena, influyeron en a la constitución del MIR, en momentos en que el movimiento popular chileno hacía frente a la profunda crisis económica, social y política que agudizaba en el país los enfrentamientos entre las clases sociales.

En ese momento, Miguel junto a otros compañeros expreso con mucha visión, capacidad y convicción, nuevas concepciones, propuestas políticas y métodos de lucha, para superar las concepciones programáticas, estratégicas y tácticas que proponían las fuerzas políticas tradicionales de la izquierda chilena, durante las últimas décadas.

Miguel y la organización que dirigió desde 1967, paso a expresar, un proyecto de rebeldía y lucha total contra las formas de dominación de entonces. Pero esta rebeldía no era ambigua, tenía claros objetivos, intentaba realizar en forma práctica una revolución social contra el sistema capitalista y en ello el compromiso era hasta sus últimas consecuencias.

Se luchó para conquistar el poder por parte de los sectores explotados y desde ese poder avanzar hacia la liberación humana.

Durante el gobierno del presidente Allende, la voz de Miguel Enríquez expresó con fuerza y claridad el pensamiento del partido que dirigía:

Conquistar el poder para los trabajadores a partir del ascenso de la izquierda al Gobierno y a través de la movilización de masas. Combatir implacablemente al imperialismo, a los dueños de las grandes fábricas y los fundos. Hacer de la tierra y de las fábricas, propiedad de todo el pueblo.

Planteó insistentemente al pueblo que las clases dominantes se oponían al avance de los trabajadores y se preparaban para derrocar al gobierno, reprimir al pueblo y provocar un enfrentamiento. Y, en respuesta a ello había que preparar al pueblo para resistir en todos los planos.

Señalaba la necesidad de aumentar las fuerzas del pueblo a través de la movilización combativa de los trabajadores, de los pobres del campo y la ciudad por sus reivindicaciones y derechos, contra sus patrones y a través de todas las formas de lucha que permitiera combatir mejor al enemigo de clase. Todo esto como única forma de elevar la conciencia y el nivel de organización de los trabajadores, poder ganar fuerzas, y golpear al enemigo para avanzar hacia la conquista del poder y el socialismo.

Ante un proceso político original que fue difícil, y contradictorio, se trataba para él y los revolucionarios de empujar hacia adelante, de hacer avanzar con más fuerza que nunca a los trabajadores. Rompiendo todas las trabas que impidieran su avance, modificándolas o destruyéndolas, según la fuerza acumulada.

Se hizo esfuerzos para incorporar y movilizar a las masas y golpear el aparato de estado y los patrones, entendiéndolo como única garantía para asegurar un camino revolucionario. Se llamó e impulsó la constitución de formas de poder local autónomas del estado, los Comandos Comunales de Trabajadores con amplia participación de los sectores sociales existentes en ese territorio.

Se levantó una línea política independiente, dando un apoyo crítico al gobierno de la Unidad Popular. Realizo esfuerzos para lograr la unidad de la izquierda. Nos comprometimos con el resultado del proceso y su derrota en 1973 golpeo y afecto profundamente al MIR y a todos los partidos populares.

El MIR y Miguel, levantaron en lo internacional una línea de independencia. Se criticó y rechazó los modelos burocráticos de construcción del socialismo en los países del entonces llamado “campo socialista”. Pero junto con levantar un proyecto nacional, tenia la visión estratégica del carácter continental de la revolución latinoamericana y la necesidad de los revolucionarios de coordinar sus luchas, para lo cual fue un importante gestor e impulsor en la constitución de la Junta de Coordinación Revolucionaria con participación del MIR y organizaciones de Argentina, Bolivia y Uruguay.

Miguel y sus compañeros no tenía más enemigos, que los enemigos del pueblo, éstos eran, el imperialismo norteamericano, los dueños de los fundos, los dueños de las grandes fábricas, los partidos políticos que defendían los intereses de los poseedores del poder y la riqueza, el Partido Nacional y el Partido Demócrata Cristiano. Su vida la entrego a combatirlos en todos los planos y en todas las formas.

Vivió para defender los intereses de los obreros, los campesinos, los pobladores, el pueblo trabajador los estudiantes y los soldados democráticos.

…………

Miguel reunía, características de hombre de acción y pensador. Realizo a plenitud una relación estrecha entre teoría y práctica. En él vida y pensamiento eran absolutamente concordantes. De gran consecuencia entre lo que decía y lo que hacía.

Le imprimió un particular sello a la lucha por ganar para las posiciones revolucionarias la conducción del movimiento de masas y este impulsara una táctica y estrategia política independiente tras el objetivo de conquistar un real gobierno de trabajadores en la perspectiva de avanzar a un auténtico poder proletario.

Inmensos fueron sus esfuerzos propios y los colectivos para lograr constituir el MIR, en el curso de la crisis del sistema de dominación burguesa en Chile en un partido que fuera vanguardia revolucionaria de la clase obrera, antes que la burguesía chilena resolviera sus diferencias y se uniera para desencadenar la contraofensiva reaccionaria. Errores de apreciación política trajeron como consecuencia retrasos irrecuperables que afectaron el desarrollo posterior del MIR.

En los difíciles momentos con posterioridad al golpe militar, en medio de una intensa persecución y accionar represivo, participó en la definición de políticas dirigió la reorganización del MIR y encabezó la lucha de resistencia popular contra la dictadura y sus aliados.

En esos momentos de repliegue de toda la izquierda, permaneció en Chile, se opuso tenazmente a dejar el país tanto él como miembros de su partido, por considerarlo una renuncia a su papel histórico junto a su pueblo. Su prestigio entre las masas y el pueblo era inmenso. Tenía el convencimiento que el derrocamiento de la dictadura militar solo sería posible al lograr una amplia alianza antidictatorial e impulsando una combinación muy variada de formas de lucha.

…………..

Su vida la entrego completamente a la lucha por los intereses de los trabajadores y todos los explotados de nuestra patria, tras el objetivo de alcanzar una sociedad diferente, libre de explotación, que tuviera como cimientos la justicia social y una verdadera democracia, donde el pueblo asuma un rol activo y protagónico para decidir su futuro.

Miguel nos dejó su pensamiento político y ejemplo de consecuencia, también nos lega su tenacidad incansable de más de una década, en que intenta construir paso a paso un partido revolucionario. Más aprendamos de Miguel y digamos que si alguien hoy quiere construir un partido revolucionario con una política revolucionaria tiene que construirlo no como una reconstrucción de algo que fue sino con las características apropiadas a la nueva situación de la sociedad.

Para eso puede servir, no solamente el ejemplo moral de Enríquez y sus camaradas, sino también su ejemplo intelectual y práctico. Pues precisamente el dio un ejemplo de cómo adecuarse a unas características concretas, a un periodo concreto, una teoría que en sus manos no era la simple reproducción o la simple repetición de una fraseología añeja, sino un intento por crear algo nuevo a partir y sobre la base de construcciones y adquisiciones teóricas anteriores. Ese ejemplo, esa rigurosidad conceptual, ese valor intelectual es tan alto como el ejemplo moral y el valor moral que nos dejó.

Compañeras y compañeras

Hoy 5 de octubre, desde este lugar histórico del movimiento obrero chileno, la ex Fundición Libertad de Santiago.

Junto con rendir homenaje al Miguel del pueblo, al Miguel de todos,

recordamos a todos nuestros héroes y mártires, mujeres, hombres y jóvenes que cayeron en distintas épocas luchando por la libertad i emancipación de nuestro pueblo.

Pero tampoco olvidamos y también saludamos a todos los que firmemente lucharon y están vivos.

Todos son parte de nuestra historia.

¡SOLO LA LUCHA NOS HARA LIBRES¡

Psicología Social de la Memoria: Espacios y Políticas del Recuerdo

Resumen

PIPER-SHAFIR, Isabel; FERNANDEZ-DROGUETT, Roberto  y  INIGUEZ-RUEDA, Lupicinio.

Psykhe [online]. 2013, vol.22, n.2, pp. 19-31. ISSN 0718-2228.  http://dx.doi.org/10.7764/psykhe.22.2.574.

La psicología social de la memoria busca comprender e intervenir en los procesos de memoria colectiva desde un enfoque discursivo y performativo, atendiendo tanto a las narraciones del pasado como a los usos del espacio público en las acciones de recordar. Se presenta el recorrido conceptual e investigativo que el equipo de Psicología Social de la Memoria de la Universidad de Chile ha desarrollado durante su trayectoria. A partir de las diversas investigaciones realizadas, se muestra cómo la incorporación de la dimensión performativa de la memoria ha implicado un énfasis teórico y metodológico en el estudio de conmemoraciones, lugares de memoria y políticas del recuerdo. Asimismo, se da cuenta de ciertos desplazamientos investigativos que han llevado desde el estudio de las memorias centradas en la figura de la víctima a la comprensión de “otras memorias”, aquellas que construyen sujetos no víctimas, considerando las diferencias entre las generaciones que no vivieron la dictadura en Chile y las que sí lo hicieron.

Palabras clave : psicología social; memoria colectiva; conmemoraciones; lugares; políticas.

En este año 2013 se cumplen 40 años del golpe militar en Chile que derrocó al gobierno de la Unidad Popular y 23 años del fin de la dictadura que le siguió. Pese al tiempo transcurrido, la violencia de ambos sigue siendo un tema que nos duele y nos preocupa y cuyo recuerdo permanece vivo en las memorias de la sociedad chilena (Magendzo, Rubio & Aubel, 1999; Prado & Krause, 2004). Ya sea en conversaciones con familiares o amigos y amigas en medios de comunicación o en la escuela, el tema se nos presenta a menudo y adopta formas diversas, tales como películas, novelas, canciones, imágenes, monumentos, parques recordatorios y museos. La amplitud, diversidad y carácter dinámico de las acciones de recordar obligan a quienes investigamos este proceso a desarrollar perspectivas conceptuales, metodológicas y analíticas que permitan el reconocimiento de todas estas formas de memoria, buscando permanentemente nuevas y mejores estrategias para enfrentarnos a esta amplia y cambiante realidad (Piper & Hevia, 2012).

Lo anterior ha impactado en nuestras investigaciones, haciendo que sus preguntas y objetivos cambien y que nos veamos enfrentados y enfrentadas a desarrollar nuevos conceptos y métodos. En este proceso hemos ido construyendo una línea de trabajo centrada en el estudio, comprensión e intervención de las memorias colectivas que construimos en torno al golpe militar de 1973, a la dictadura que le siguió y a los intentos de transitar hacia la democracia. La pregunta central en torno a la cual gira dicho trabajo se refiere a los sujetos que estas memorias construyen, así como a sus efectos en nuestros presentes y posibles futuros.

El lugar intersticial que la psicología social ocupa en el mapa de las disciplinas científico-sociales la convierte en un marco referencial adecuado para la comprensión de procesos de memoria colectiva. Aunque sus debates han estado desde siempre marcados por la tensión entre lo individual y lo colectivo, hoy podemos afirmar que, sin desdeñar el impacto que el contexto social tiene en el comportamiento humano ni la necesidad de reconocer el papel de la acción individual y colectiva en la constitución de los procesos sociales, la psicología social aporta una mirada propia, una mirada que, como dice Serge Moscovici (1984/1985), considera simultáneamente los procesos sociales constituyentes de la subjetividad, las acciones que construyen al sujeto social y la construcción de la realidad social, con especial interés en la dimensión simbólica de los procesos sociales.

Nos referimos a nuestra línea de trabajo como una psicología social de la memoria, buscando enfatizar que esta es una dimensión constituyente y constitutiva de la realidad social. Desde un enfoque psicosocial y siguiendo a autores como Halbwachs (1950) y Vázquez (2001), entendemos la memoria como una acción social, política y cultural construida simbólicamente y de carácter hermenéutico. Esta sería el resultado de un proceso colectivo en el que entidades, tanto objetuales como sociales, organizacionales e institucionales, interaccionan construyendo significados y símbolos compartidos (Vázquez, 2001). Lo anterior nos ha llevado a centrarnos en las acciones colectivas que llevamos a cabo para recordar, tales como discursos, conmemoraciones o uso del espacio público. A su vez, implica entender la memoria como un proceso de interpretación del pasado que tiene efectos en el tipo de relaciones e identidades sociales que contribuyen a construir. En este proceso el lenguaje y el discurso han sido vistos como los elementos constitutivos principales de la memoria colectiva y los procesos de recuerdo. En nuestras investigaciones hemos integrado a este enfoque la consideración de las materialidades y la performance, tal como mostraremos en este texto.

La fuerza simbólica de la memoria está en su carácter productor de sujetos, relaciones e imaginarios sociales, poder que la convierte en potencial fuente de resistencias, inestabilidades y transformaciones. Pero el mero hecho de recordar u olvidar determinados acontecimientos no garantiza su carácter transformador, el que depende de la capacidad de sus prácticas de tensionar las versiones hegemónicas imperantes en un determinado orden social. Ese es el desafío de la psicología social de la memoria que practicamos y que hemos asumido en nuestras investigaciones en el campo de las memorias de la dictadura en Chile: analizar las acciones en las que nos implicamos al recordar, problematizando las versiones del pasado que ellas producen y, al mismo tiempo, promoviendo la construcción de nuevas interpretaciones y sentidos que nutran formas diferentes y móviles de producir sujetos sociales (Piper, 2009; Piper et al., 2011; Piper & Hevia, 2012; Piper, Reyes & Fernández, 2012).

En el desarrollo de esta perspectiva, y siempre comprendiéndola desde un paradigma interpretativo, hemos transitado desde una concepción discursiva de la memoria hacia la incorporación de su dimensión performativa, preocupándonos no solo por recuerdos construidos linguísticamente, sino también por la dimensión de actuación que estos tienen.

En este artículo nos referiremos a los fundamentos teóricos de esta mirada y a nuestra experiencia de investigación. Empezaremos explicando qué significa entender la memoria como discurso, es decir, como construcción de relatos sobre el pasado, dando a conocer algunas de las conclusiones a las que hemos llegado en su análisis, especialmente en relación a la construcción de una retórica de la marca (Piper, 2005). Luego expondremos la noción de performance, entendida como acciones ritualizadas que participan de la construcción de significados sobre el pasado, y la importancia de incorporarla en el análisis de la construcción de sujetos de memoria (Fernández, 2006; Piper, 2009). En tercer lugar, expondremos parte de nuestras investigaciones sobre conmemoraciones y usos de lugares de memoria, en las que se incorporan tanto la dimensión discursiva como la performativa (Piper et al., 2012). Finalmente, concluimos que los procesos de memoria colectiva deben ser analizados desde una visión que incorpore diversas dimensiones, para lo cual se deben desarrollar perspectivas conceptuales amplias y abarcadoras, así como metodologías complejas y dinámicas.

La Memoria Como Acción Discursiva

La memoria colectiva, en tanto temática y categoría analítica, ha irrumpido en las últimas décadas en debates públicos, discusiones políticas y reflexiones académicas, transformándose en un concepto central para el diálogo interdisciplinario (Radstone, 2000). Entre los autores más citados está el sociólogo francés Maurice Halbwachs (1925, 1950), quien propuso el concepto de memoria colectiva como un proceso elaborado y configurado en y desde las relaciones sociales. Sus trabajos abordan la relación entre la memoria y procesos como el lenguaje, la identidad y el espacio, dando lugar a un campo prolífero de reflexiones teóricas e investigaciones empíricas.

Otros autores y autoras han profundizado en estas relaciones, incorporando conceptos como el de discurso, enfatizando que la memoria es una construcción social y que, por tratarse de un producto cultural, estaría simbólicamente definida y relacionada con el lenguaje de manera inmanente (Bartlett, 1932/1995; Middleton & Brown, 2005; Middleton & Edwards, 1990/1992; Piper, 2005; Tocornal, 2008; Vázquez, 2001; Vázquez & Muñoz, 2003).

Siguiendo a Vázquez (2001), entendemos la memoria como una acción discursiva realizada en el presente que construye relatos sobre el pasado, los que constituyen una trama de relaciones en las que contenido y forma son indistinguibles. Recordar algo es decir, al mismo tiempo, qué y cómo se lo recuerda, delimitando un momento específico y con un cierto tejido o trama de sentido.

Hacer memoria es interpretar el pasado, lo que es normado por la posición que el sujeto ocupa en la tradición histórica y cultural. Es decir, las posibles interpretaciones (memorias) no estarían dadas por los acontecimientos que se recuerdan, sino por la posición que ocupamos en dicha tradición. Eso implica que no existe una interpretación verdadera, sino que toda interpretación es relativa a sus condicionantes socio-históricos de producción y a los anclajes culturales y lingüísticos del sistema de significados que la articulan (Gadamer, 1975/1993). La realidad, en nuestro caso el pasado, puede interpretarse de múltiples maneras, pero no de cualquiera. Las posibilidades y límites de su interpretación están dados por las condiciones normativas que no son fijas ni preexistentes a la sociedad, sino que son una producción histórica.

Recordamos haciendo una articulación narrativa de los acontecimientos en la que cada elemento adquiere sentido en su relación con la configuración global de la cual forma parte.

Las narraciones se arman en torno a una secuencia y trama que resultan fundamentales para su comprensión. Se construye una intriga en la que se reúnen acontecimientos, personajes, azares, intenciones, entre otros (Ricœur, 2001), dando lugar a una narración que organiza hechos heterogéneos en una síntesis temporal unificadora (Ricœur, 1984/1987). Esta no surge de la reproducción fiel de los acontecimientos, sino que se construye armando secuencias, estableciendo relaciones, aportando detalles, introduciendo conocimientos socialmente compartidos, moviéndose por el tiempo y aprovechando la virtualidad que la narración tiene de poder reconfigurar el tiempo (Ricœur, 1984/1987). Discursos y narraciones son prácticas que mantienen y promueven ciertas relaciones sociales. Su análisis implica, por tanto, preguntarse por el tipo de relaciones o realidades que estos contribuyen a construir (Íñiguez & Antaki, 1998).

Nuestro equipo de investigación ha desarrollado numerosas investigaciones orientadas por estas premisas teóricas (Fernández, 2006; Piper, 2005; Piper, Arteaga, Escobar & Reyes, 2009; Piper, Escobar, Fernández & Raposo, 2006), lo que en términos metodológicos se ha traducido en la implementación de diseños cualitativos orientados a indagar en la construcción de memorias desde una perspectiva discursiva (Íñiguez & Antaki, 1998). No buscamos establecer la verdad de los hechos que se recuerdan, sino comprender cómo diferentes actores sociales elaboran versiones de ese pasado.

Aunque las memorias construidas en Chile sobre la dictadura son múltiples y diversas, nuestra investigación y análisis de tramas narrativas y efectos discursivos nos han llevado a sostener que sus efectos políticos trascienden las diferencias ideológicas y de contenido, produciendo sujetos y campos posibles de acción política. El golpe de Estado de 1973 ha sido y sigue siendo un epicentro de las memorias de nuestro pasado reciente. La historia de ese día es relatada de muchas maneras, en la intimidad o en la denuncia pública (Rosa, 2001). Aunque ha adquirido diversas formas discursivas, los referentes usados son casi los mismos y van constituyendo las figuras del quiebre, la fractura, la herida. Estos discursos se articulan en torno a un argumento similar que sitúa a la violencia de la dictadura como una marca, una huella y una cicatriz que opera como determinación de lo que somos como sociedad y de la identidad de sus víctimas directas: operan como una retórica de la marca (Piper, 2005).

Nuestros datos muestran que los recuerdos que circulan sobre ese día 11 de Septiembre y los años de dictadura que le siguieron no suelen ser heroicos. Hablan de luchas y resistencias, pero se centran principalmente en la experiencia del sufrimiento y del miedo. La memoria que se repite de manera ritualizada es la del recuerdo de los compañeros y compañeras que lucharon por construir una sociedad mejor y el dolor de su muerte; del recuerdo del proyecto de transformación de la sociedad y el dolor de su derrota. El sufrimiento de las víctimas es un elemento central de la retórica de la marca, aunque desde distintos lugares sociales la definición de quién es víctima sea diferente.

El hecho mismo de recordar ha posibilitado la elaboración de duelos y ha contribuido a denunciar la represión del gobierno militar y la ausencia de políticas por parte del Estado democrático. Sin embargo, la memoria hegemónica ha tenido también el efecto de convertir el sufrimiento en un elemento legitimador, en el capital privilegiado de la memoria transmisible (Vinyes, 2009).

El análisis de discurso utilizado para interpretar entrevistas, grupos de discusión y otros materiales nos ha mostrado que la retórica de la marca contribuye a construir un sujeto nacido de las experiencias traumáticas, cuyo presente estaría constituido por los legados del pasado. Los discursos de la dictadura describen su experiencia acudiendo a la violencia como la característica más importante sobre la cual se conformaría dicha identidad. Ser víctima va adquiriendo por esta vía un carácter de esencialidad y el rescate de dicha esencia forma parte de los discursos del pasado que interpelan a la sociedad a reconocer que en su seno existe este nuevo sujeto social y que es un legado o huella de la dictadura (Fernández, 2006; Piper, 2005; Piper et al., 2006, 2009).

La Memoria Como Performance

Pero la memoria no solo se hace lingüísticamente, sino también a través de la realización de prácticas diversas que hacen necesario ir más allá de los recuerdos dichos con palabras. Hay dos conceptos que nos han resultado útiles a la hora de entender la relación entre discurso y materialidad: el de fuerza ilocutiva (Searle, 1965/1991) y el de performatividad (Austin, 1962; Butler, 1997, 2001).

La fabricación de realidades se conforma en un entramado discursivo y material. Para Searle (1965/1991) el acto ilocutivo es la unidad mínima de comunicación y la fuerza ilocutiva, la posibilidad de ser, el potencial de disposición y ordenación de relaciones; un nudo de acción que, en interacción con otras fuerzas, generará efectos sobre aquello con lo que interacciona.

En ocasiones el debate discurso-materialidad parece alimentarse de la reificación de la distinción dualista de dos sustancias: la material y la discursiva, que son analizadas con métodos diferentes. Pero nuestro interés no está en solo una de ellas, pues las prácticas sociales son acciones de redes en contextos socio-materiales determinados. Es por ello que nuestro interés está en lo que acontece y en las prácticas semiótico-materiales que lo originan. Solo cuando se piensa en términos de acciones resulta pertinente preguntarse por quiénes actúan, pues los actores y actrices solo son en interacción.

Discurso y materialidad son operaciones que ordenan y disponen la acción y el concepto de fuerza ilocutiva sirve para comprender cómo se producen las articulaciones semiótico-materiales (Flores, Íñiguez-Rueda & Martínez, 2012). El ámbito donde esta conjunción se produce es el de la performatividad.

La noción de performatividad fue desarrollada por John Austin (1962) con el objetivo de analizar el lenguaje cotidiano rompiendo con la falacia descriptiva, es decir, considerando que el lenguaje realiza acciones y no es simplemente descriptivo. El aparato conceptual que se deriva de la teoría de los actos de habla ha conseguido alentar nuevas perspectivas en el estudio de procesos psicosociales. Desde la noción de performatividad, desarrollada por Judit Butler (2001, 2002), se ha enfatizado el potencial de la propuesta de Austin, elaborando una noción que ha servido para pensar cómo discurso y materialidad conforman realidades (Flores et al., 2012).

En la práctica de recordar se entrelazan palabras, silencios, imágenes, artefactos, cuerpos y lugares, entre otros, y es precisamente la relación entre ellos la que contribuye a construirlos. Estas acciones reproducen interpretaciones del pasado, pero al mismo tiempo contribuyen a transformar las condiciones que harán (o no) posible nuevos campos de sentido, y es eso precisamente lo que otorga a la memoria su poder de construir versiones contra hegemónicas. Así, inspirados en Butler (2001, 2002), Taylor (2005, Octubre) y Reguillo (2005, Octubre) nos propusimos enfocar el estudio de las memorias de la dictadura en la potencia articuladora y eventualmente transformadora de la performance (Piper, 2009; Piper et al., 2012).

Desde el punto de vista teórico, entender la memoria como práctica performativa contribuye a pensarla como un conjunto de acciones reiteradas constreñidas a ciertas normas, constructoras de identidades, en las cuales confluyen o, más bien, se desdibujan los límites entre la artificialidad y lo real. En tanto performance, se apoya en un contexto específico para su significación y funciona como un sistema histórico y culturalmente codificado (Piper et al., 2012; Reguillo, 2005, Octubre; Taylor, 2005, Octubre). La memoria tiene a la vez el potencial de fijación y subversión, constituyendo, por tanto, un espacio privilegiado para entender los procesos de disputa y construcción hegemónica de versiones del pasado, las identidades en juego y los intentos de elaboración de hechos violentos. Al mismo tiempo permite visualizar las condiciones de una política del recuerdo, entendida como la articulación de voluntades que genera condiciones de posibilidad para la construcción de saberes, afectos e identidades sobre el pasado y que están siempre abiertas a re-significación (Piper, 2009).

En nuestras investigaciones sobre usos del espacio público para recordar (Fernández, 2006, 2012; Piper et al., 2006, 2009, 2011) hemos estudiado diversas prácticas de memoria colectiva —especialmente conmemoraciones y construcción de lugares de memoria— y su repetición ritual de símbolos, estéticas y discursos. En términos metodológicos, la noción de performatividad ha implicado centrar nuestra mirada en cómo estas prácticas van configurando el sentido del pasado al cual remiten, privilegiándose en ese sentido dispositivos de producción de datos que integran técnicas de observación y registro audiovisual de contextos naturales. Los datos producidos nos han mostrado que dichas acciones contribuyen a hegemonizar ciertas versiones del pasado reiterando una norma o un conjunto de ellas que “en la medida en que adquiere la condición de acto en el presente, oculta o disimula las convenciones de las que es una repetición” (Butler, 2002, p. 34).

A través de nuestras investigaciones hemos sido testigos —y quizás partícipes— de cómo las víctimas se han constituido en sujeto social pleno de significados. Pero, como nos dice Butler (2002), pese a que la performance instituye al sujeto, nunca lo determina por completo y justamente ahí se ancla su capacidad política y transformadora. El despliegue productivo de identidades sociales muestra una posibilidad de subversión de las normas repetidas por la acción de recordar. Nos referimos a la posibilidad de problematizar aquellas identidades que aparecen como impuestas por medio del ocultamiento de las relaciones de poder que las producen, en este caso la víctima.

La problematización de la categoría de víctima y de las políticas centradas en la reparación de su “trauma” —término utilizado en dichas políticas— resulta indispensable para re-significar la primera y para ampliar y complejizar las posibilidades de articulación para acciones políticas de transformación social que devengan en políticas del recuerdo que garanticen el derecho —no el deber— de las memorias ciudadanas.

Nuestras investigaciones han mostrado que las prácticas de memoria colectiva contribuyen a construir tanto al sujeto víctima como al sistema social, político y cultural que le da sentido (Piper, 2005; Piper et al., 2009; Piper & Montenegro, 2008). Es por ello que nos propusimos estudiar tanto las acciones de recordar como los sujetos que producen, comenzando por aquellos que se erigen como los actores principales: las víctimas de las violaciones a los derechos humanos (Fernández, 2006, 2012; Piper et al., 2006, 2009).

Investigando Acciones Conmemorativas

Entender la memoria como performance supone centrarse en las acciones rituales en las cuales se realiza y que van construyendo —y eventualmente modificando— el sentido del pasado que se recuerda. Desde esa perspectiva, las conmemoraciones constituyen un ámbito privilegiado de estudio, pues es en este tipo de manifestaciones públicas reiteradas que la memoria se va reconfigurando.

Conmemorar viene de hacer memoria juntos, “memoria o recuerdo que se hace de alguien o algo, especialmente si se celebra con un acto o ceremonia” (Real Academia Española, 2001, p. 626). Se trata de una práctica de memoria ritualizada que se desarrolla generalmente en una fecha y en un lugar, pues ambos suelen tener un significado para quienes realizan dicha acción. Aunque no siempre se recuerda lo mismo de la misma manera, las conmemoraciones a menudo implican la instalación de versiones oficiales que las rigidizan, haciendo que se conviertan en algo inerte, uniformador y vacío de sentido. Así, las conmemoraciones suelen contribuir al estancamiento en ciertas prácticas rituales y a la preponderancia de ciertas versiones que se asientan como verdaderas e incuestionables (Vázquez & Muñoz, 2003).

Toda conmemoración implica una forma de ritualidad social en la que diversos grupos hacen visibles sus memorias, poniéndolas en escena, al mismo tiempo que las reafirman a partir de actos simbólicos que delimitan el sentido de lo que se recuerda. Para Del Campo (2004):

La memoria de una sociedad está inscrita teatralmente en una serie de elementos espaciales, discursivos, visuales y rituales. Cada acto de conmemoración constituye, en su manejo espectacular, una nueva propuesta de versión oficial/pública de ese pasado histórico que intenta —desde el estado o desde los grupos subalternos—redefinir el accionar futuro a partir de este constante proceso de construcción yreconstrucción de imágenes, de resemantización de los símbolos ya cargados con una historia de prácticas tradicionales. (p. 70)

Las conmemoraciones implican comportamientos teatrales que toman distancia de la vida cotidiana del espacio utilizado. Sin embargo, es más que teatralidad en la medida en que, en tanto performance, se apoyan en un contexto específico para su significación y funcionan como un sistema histórico y culturalmente codificado. Los símbolos, estéticas y discursos que utilizan adquieren sentido solo en un contexto social, político y cultural específico (Taylor, 2005, Octubre). Se ponen en escena pública determinadas memorias, así como marcos de referencia que indican “cómo se ha de recordar, qué se ha de recordar y qué significa esa memoria” (Vázquez, 2001, p. 130).

Las conmemoraciones no son espontáneas. Sus rituales y símbolos son establecidos y delimitados previamente, ya sea por la costumbre, por normas establecidas por los propios organizadores o por una mezcla de ambas. El mantenimiento de la memoria supone el respeto y apego a sus tradiciones y ritos, particularmente en el caso de aquellos que remiten a ocasiones políticas. Es lo que observamos al acercarse cada 11 de Septiembre, cuando se conmemora el golpe de Estado de 1973 (Fernández, 2006; Piper, 2009). Irrumpen en la escena pública numerosos actos, debates, programas de radio y TV, exposiciones, obras de teatro, entre otros, referidos a la Unidad Popular, el golpe y la dictadura militar. Cada año se despliega un conjunto de dispositivos de producción del pasado, difundiendo la “verdad” de lo ocurrido y reproduciendo la retórica de la marca (Piper, 2005). Actualmente ya estamos siendo testigos de múltiples iniciativas que, desde que faltaba más de un año para la fecha, se comenzaron a preparar para conmemorar los 40 años del golpe.

Fernández (2006) y Piper et al. (2006) investigaron la marcha conmemorativa del 11 de Septiembre por medio de una metodología de tipo etnográfico, realizando diversas observaciones de esta. Los resultados obtenidos muestran que quienes asisten a la conmemoración suelen respetar sus normativas estéticas, de comportamiento y de uso del espacio: se visten de determinada manera, cantan determinadas canciones, asumen una actitud solemne, llevan determinadas pancartas, levantan el puño izquierdo cuando el guión así lo establece y se mueven dentro del límite del espacio impuesto por las autoridades. Como en toda performance, hay un guión bajo el alero del cual se desarrollan los actos y que, en el caso de las conmemoraciones, opera como una versión hegemónica del pasado. Ello no implica que estas sean homogéneas; de hecho, en ellas coexisten multiplicidad de posiciones de sujeto, ya sea en diálogo, en paralelo o en conflicto. Así, aunque todos los manifestantes marchan desde el centro de Santiago hasta el Cementerio General, algunos lo hacen de forma ordenada y otros van causando destrozos o se enfrentan con Carabineros (la policía en Chile). Ya en el cementerio varios participantes se desplazan a diferentes lugares del mismo, llevando a cabo otras acciones conmemorativas. Pese a estos diferentes modos de asumir la conmemoración, todos actúan los aspectos centrales del guión establecido —reunirse en el centro de Santiago, marchar hasta el cementerio, juntarse en las tumbas emblemáticas, cantar ciertas canciones, hacer discursos sobre el golpe y la dictadura—, el que señala como objetivo fundamental de la manifestación el recuerdo de las personas muertas y desaparecidas (Fernández, 2006; Piper et al., 2009).

Sin embargo, como toda performance, las conmemoraciones tienen a la vez la potencialidad de reproducir significados y de transformarlos. “Las fechas y aniversarios son coyunturas en las que las memorias son producidas y activadas. Son ocasiones públicas, espacios abiertos, para expresar y actuar los diversos sentidos que se le otorga al pasado, reforzando algunos, ampliando y cambiando otros” (Jelin & Langland, 2003, p. 245). Son escenarios donde es posible tensionar las versiones hegemónicas del pasado, construyendo nuevos recuerdos y sujetos sociales. Su sentido puede ser apropiado y re-significado por actores sociales diversos, cambiando según las circunstancias y el escenario político en el que se desarrollan (Jelin, 2002). Un mismo lugar, objeto o símbolo puede ser cambiado de contexto de enunciación y así re-significado en un acto que tiene el efecto potencial de transformar versiones del pasado. Por ejemplo, la estatua de Salvador Allende en la Plaza de la Constitución es el resultado tanto político como estético de una iniciativa del Partido Socialista, pero el lugar termina siendo apropiado por una variedad de actores sociales y políticos que supera ampliamente el marco ideológico de ese partido (Piper et al., 2009).

Investigando Lugares de Memoria

Las conmemoraciones utilizan espacios significativos para la colectividad que recuerda, ya sea porque allí ocurrió algún acontecimiento relacionado con el pasado que se conmemora, como un asesinato o enfrentamiento, o porque en ese lugar se erige algún objeto memorial, como un monumento o muro de nombres. Estos lugares de memoria buscan hacer visibles en el espacio público ciertos hechos o figuras significativas del pasado (Achugar, 2003; Jelin & Langland, 2003).

El concepto lugar de memoria fue propuesto por Pierre Nora (1984), refiriéndose a una unidad significativa, de orden material o ideal, que la voluntad de las personas o el trabajo del tiempo transforma en un elemento simbólico del patrimonio memorialista de una comunidad. Sostenemos que, más allá de la intención de construir un elemento simbólico, un lugar de memoria deviene en tal solo en la medida en que es utilizado para recordar. Ello implica poner atención a su carácter performativo, centrándonos en los usos y apropiaciones que, por medio de acciones de memoria, enuncian, articulan y construyen sentidos del pasado.

Los lugares de memoria son marcados material y/o simbólicamente, transformándose en espacios de enunciación (Achugar, 2003). El mensaje que se busca transmitir es plasmando en materialidades que dialogan con distintos tipos de actores sociales y que son interpretados de múltiples maneras. Así, un mensaje que significa una cosa para sus autores y autoras, y sus gestores y gestoras, puede significar otra totalmente distinta para quienes lo visitan, y ese significado cambia según el contexto de interpretación. Así, el lugar se constituye en la tensión entre su dimensión enunciativa y su dimensión interpretativa. El resultado final surge de una experiencia con el espacio, en la cual los significados sobre el pasado se enlazan con los significados sobre el lugar. Un acercamiento performativo enriquece la mirada discursiva, al incorporar la dimensión de uso del lugar y su incidencia en los significados en torno a él. Esos significados son el centro de interés de una psicología social de la memoria, que se pregunta por las versiones del pasado que promueve el lugar y por los efectos psicosociales de sus estrategias materiales y estéticas (Piper & Hevia, 2012). En las diversas investigaciones realizadas (Fernández, 2006; Piper, 2005; Piper et al., 2009) y usando dispositivos metodológicos orientados a la observación de prácticas conmemorativas y a la producción de discursos sobre el pasado, hemos constatado que el dolor y el sufrimiento de las víctimas constituyen no solo un elemento central en los recuerdos, sino que son también el actor central de los lugares de memoria. La mayoría de estos espacios, al menos en Chile, es producto de la iniciativa y esfuerzo de agrupaciones de víctimas, que son también quienes los gestionan y conservan. Estas han tenido un rol activo en la organización y realización de conmemoraciones, en la recuperación, preservación y utilización de lugares de memoria y en la interpelación al Estado para que apoye la realización de iniciativas en este campo (Piper et al., 2009).

Desde la recuperación de la democracia en 1990, las agrupaciones de derechos humanos han liderado diversos tipos de iniciativas de recuerdo de la dictadura, convirtiéndose en lo que Jelin (2002) llama emprendedores de memoria. Sus acciones se han centrado preferentemente en la denuncia y recuerdo del terrorismo de Estado, buscando, por un lado, recordar a sus familiares y, por otro, señalarle a la sociedad aquello que nunca más debiera ocurrir. En este proceso la realización de conmemoraciones y la construcción de lugares de memoria resultan fundamentales. Estos últimos son la materialización del vínculo entre pasado y presente, así como referentes de identificación para los colectivos que los usan. Muchos de estos grupos llevan el nombre del lugar con el cual se relacionan (Colectivo Londres 38 o Colectivo José Domingo Cañas). Se identifican con el entorno material que recuerda su condición de víctima del terrorismo de Estado y es justamente el hecho de recordar/se en relación con un espacio determinado lo que les otorga las condiciones de posibilidad de seguir pensándose como colectividad. Es decir, la existencia misma de ciertos grupos depende en buena medida de la performance que desarrollan en torno a estos lugares, esto es, los rituales de memoria que van otorgando tanto el sentido del lugar como el de las propias definiciones identitarias de los grupos (Piper et al., 2009).

Los usos que los movimientos de derechos humanos hacen de los lugares de memoria contribuyen a los procesos de reparación de afectados y afectadas, posibilitando la elaboración de sus duelos y traumas. Sin embargo, sus símbolos, estéticas y mensajes, así como las características de los ritos que en ellos se realizan, tienen el efecto de contribuir a la construcción de la identidad de víctima. El ser víctima opera como eje articulador de las luchas en torno a la memoria, contribuyendo a convertir dichas identidades en esenciales, naturales y homogéneas y a contraponerlas al sujeto no-víctima (Piper, 2009).

En nuestras investigaciones hemos observado que los lugares de memoria cumplen con al menos dos objetivos: por un lado, constituyen un homenaje a las víctimas, su compromiso político y su muerte trágica y, por otro lado, son una fuente de transmisión de memoria al resto de la sociedad, especialmente a las nuevas generaciones (Piper et al., 2009). Es precisamente en estos sujetos no-víctimas, interpelados a conocer y recordar, en quienes estamos centrando nuestras investigaciones actualmente: ¿cómo interactúan con los lugares de memoria? ¿cómo utilizan estos escenarios de recuerdo? ¿cómo significan el pasado desde y con ellos? ¿qué relatos construyen al relacionarse con estos lugares? ¿cómo se diferencian los relatos y las interacciones de las diversas generaciones?

Investigando Otras Memorias

Las investigaciones realizadas en torno a conmemoraciones y lugares de memoria muestran la centralidad de la figura de la víctima en estas prácticas y la invisibilización de aquellos que no sufrieron directamente la represión política de la dictadura (Fernández, 2006; Piper et al., 2006, 2009). Esto nos llevó a preguntarnos por estas “otras memorias”, incluyendo las de aquellas generaciones que no vivieron dicho período histórico.

En la sociedad chilena circulan actualmente las memorias de quienes fueron actores sociales del período 1970-1990 y las de las generaciones más jóvenes, quienes, por no haber nacido aún o por ser niños o niñas en esa época, no fueron testigos directos de la Unidad Popular, el golpe y la dictadura. Estas diferentes memorias generacionales se cruzan, conviven y se confrontan en el presente, protagonizando lo que Aróstegui (2006) llama acciones intergeneracionales, que no solo constituyen una sucesión de memorias, sino también un debate entre ellas. De lo anterior se desprende una distinción preliminar sobre las memorias generacionales: entre aquellas construidas por quienes fueron contemporáneos de los hechos que se recuerdan y aquellas construidas por quienes no fueron protagonistas directos. Al respecto, hemos observado que la definición de generación se hace en relación a la dictadura/transición, es decir, quienes nacieron antes de la transición a la democracia se consideran a sí mismos como parte de la generación de quienes vivieron la dictadura, distintos de quienes nacieron una vez recuperada la democracia. Ambos tipos de memoria suponen fuentes diferentes: la experiencia directa, en un caso, y la adquisición/apropiación de la información transmitida a través de diversos medios, en el otro (Oddone & Lynch, 2008).

Toda memoria está inserta en procesos de significación más amplios y, por tanto, está mediada por los símbolos e imaginarios que circulan en su sociedad y que son dinámicos y cambiantes. Pero ello no implica que las interpretaciones del pasado sean homogéneas, pues estas se llevan a cabo desde el lugar que el sujeto que recuerda ocupa en el vértice de las diversas corrientes de pensamiento social (Halbwachs, 1950). El hecho de haber vivido la experiencia constituye una fuente fundamental de sentido de lo que se recuerda, constituyéndose en la principal diferencia respecto de aquellas generaciones cuyas fuentes carecen de dicha vivencia. “Si el pasado no fue vivido, su relato no puede sino provenir de lo conocido a través de mediaciones” (Sarlo, 2005, p. 128). En consecuencia, no solo es relevante preguntarse por las memorias que las diversas generaciones construyen respecto del pasado reciente-conflictivo de la sociedad, sino también por cuáles son las relaciones que existen entre ellas.

Desde una perspectiva que incorpora las dimensiones discursivas y performáticas del hacer memoria, investigamos la relación que personas de distintas generaciones y que no son ni víctimas ni cercanas a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos establecen con lugares de memoria. Para ello elaboramos un dispositivo de producción de información que denominamos “Método de Acompañamiento Dialógico Interactivo”, que consiste en un recorrido libre del sitio por parte de los participantes, siempre acompañados por un investigador o investigadora, con quien dialoga y quien registra en video su interacción con el espacio. Posteriormente los participantes discuten grupalmente las impresiones, ideas y recuerdos que dicho recorrido les evocó. El análisis del material nos muestra que los sitios actúan como escenarios de performatividad y que las memorias que en estos se construyen contribuyen a la conformación de sujetos cuyas identidades se definen en relación a la distancia (temporal y experiencial) de la dictadura y su violencia (Espinoza, Piper & Fernández, 2013).

Reflexiones en Torno a Políticas del Recuerdo

Para una psicología social de la memoria la agencia, y por tanto la performance, no es exclusiva de las personas, sino que es asimismo una propiedad de grupos, instituciones, organizaciones, y también objetos materiales.

La mayoría de las investigaciones sobre políticas del recuerdo la entiende como política pública, es decir, una política institucional que contiene objetivos, programa e instrumentos definidos e implementados por el Estado (Vinyes, 2009). Sin embargo, la incorporación de la dimensión performativa nos ha llevado a entenderla también como acción política ciudadana, es decir, como prácticas políticas de grupos cuyo horizonte principal es la defensa y transmisión de las memorias de las violaciones a los derechos humanos. Si se entiende a la acción política como performativa, entonces dicha separación resulta artificial, pues se trata solo de distintos campos de acción. Las políticas de Estado inciden en las prácticas de las organizaciones y las acciones de estas últimas dan cuerpo a las políticas de Estado (Piper et al., 2009).

Nuestras investigaciones nos han mostrado que los gobiernos post-dictatoriales han implementado políticas de reparación que buscan resolver el legado de las violaciones a los derechos humanos. Entre ellas está la construcción de monumentos y memoriales como forma de reparación simbólica y colectiva y como reconocimiento a las víctimas y su memoria. Sin embargo, no han llegado a implementar una política del recuerdo, pues, aunque existen diversas iniciativas de memoria, no hay una política que defina objetivos, desarrolle un instrumento y lleve a cabo un programa (Piper et al., 2009). En este sentido, podríamos decir que las iniciativas de Estado respecto de la memoria se inscriben bajo la lógica de una performance débil, propia del modelo cultural de la transición, caracterizado por la evitación del conflicto (Del Campo, 2004), que ha respondido a la interpelación de los movimientos sociales más que a emprender acciones propias.

La proliferación de lugares de memoria y su gestión activa por parte de las agrupaciones de derechos humanos no solo manifiesta la ausencia de una política pública del recuerdo, sino la importancia y urgencia de su realización. Solo así podrá el Estado garantizar el derecho ciudadano a la conservación y transmisión de la memoria, permitiendo la articulación de las iniciativas tanto de estas agrupaciones como de diversos organismos del Estado (Piper et al., 2009).

Discusión y Conclusiones

La psicología social de la memoria que desarrollamos ha centrado sus investigaciones en las acciones por medio de las cuales recordamos nuestro pasado reciente, considerando que estas son a la vez lingüísticas y performativas. En este artículo hemos mostrado la importancia de incorporar ambas dimensiones en el análisis de conmemoraciones, lugares de memoria y políticas del recuerdo. Es importante insistir en que el giro performativo de nuestra psicología social de la memoria no implica el abandono de su dimensión discursiva, sino su enriquecimiento a través del énfasis en prácticas de memoria mediante el uso de metodologías etnográficas que incorporen el diálogo semiótico-material.

Las conmemoraciones son una puesta en escena pública de las diversas memorias existentes en la sociedad. Así como ocurrió con ocasión de los 30 años del golpe de Estado en Chile (Fernández, 2006), las conmemoraciones de los 40 años, que ya están adquiriendo visibilidad, tienen la potencialidad de dinamizar y tensionar los debates y versiones que circulan en torno al 11 de Septiembre y la dictadura militar. Ello implica algunos desafíos para una psicología social de la memoria.

Por una parte, cabe considerar que esta conmemoración se dará en el contexto de un gobierno de derecha. Esto hace esperable cierto desplazamiento de sectores de izquierda o centro izquierda, ahora en la oposición, hacia posturas más radicales que las que tuvieron cuando se encontraban en el poder, cuando buscaban mantener la gobernabilidad propia del modelo cultural de la transición a la democracia, caracterizado por la contención de la conflictividad social y el consenso entre los bloques políticos mayoritarios (Del Campo, 2004). Liberados de sus compromisos gubernamentales, los partidos políticos de la Concertación de Partidos por la Democracia quedan menos constreñidos a limitar sus interpretaciones sobre el pasado y eventualmente entran a disputar un espacio en las posturas más cercanas a las agrupaciones de derechos humanos. Esto podría implicar ciertos cambios en la configuración de relaciones y disputas entre movimientos de derechos humanos y espacios e instituciones, que es importante no perder de vista.

Por otro lado, las convocatorias que están circulando en Chile para conmemorar los 40 años del golpe militar están haciendo un llamado a desplazar el foco del recuerdo desde las víctimas hacia la recuperación de las experiencias históricas y proyectos transformadores, con el fin de contribuir a las luchas del presente. Aunque esta propuesta no es nueva, sí muestra la voluntad de abrir las memorias victimizantes a otras dimensiones, tales como las luchas políticas que llevaron a las víctimas a convertirse en tales, descentrando la reflexión de su figura y atendiendo más bien a los proyectos que sus luchas encarnaban. Resulta necesario estar atentos y atentas a los efectos de esta apertura, que podría contribuir a consolidar o tensionar las memorias dominantes, siempre incorporando en el análisis aquellas otras memorias construidas desde espacios sociales diversos y por otros sujetos que no vivieron directamente la represión política.

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Fecha de recepción: Diciembre de 2012. Fecha de aceptación: Junio de 2013.

Isabel Piper-Shafir y Roberto Fernández-Droguett, Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, Santiago, Chile; Lupicinio Íñiguez-Rueda, Departamento de Psicología Social, Universidad Autónoma de Barcelona, España, y Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.

Este artículo ha sido apoyado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, a través del proyecto FONDECYT Nº 1110162.

La correspondencia relativa a este artículo debe ser dirigida a Isabel Piper-Shafir, Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, Avda. Ignacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa, Santiago, Chile. E-mail: ipiper@u.uchile.cl

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